La creciente violencia en Colombia y el inmenso poder de quienes se lucran con la guerra y a costa de los más vulnerables, ha desembocado en la necesidad de silenciar a todos aquellos que levanten su voz contra las injusticias y que exijan sus derechos.
Este es el caso del activista social bumangués, Alejandro Villanueva, que tuvo que abandonar el país tras las constantes amenazas recibidas luego de denunciar irregularidades en su ciudad.
La creciente violencia en Colombia
Colombia se ha caracterizado por ser un país en que impera la violencia y la corrupción, sin embargo, con la firma de los acuerdos de paz de La Habana, se esperaba la finalización del conflicto con la guerrilla más antigua del continente, las FARC.
La poca implementación de los acuerdos y la impunidad para quienes han masacrado a los excombatientes que se reincorporaron a la vida civil, ha dejado atrás cualquier esperanza de paz en el territorio nacional.
Esto sumado al asesinato sistemático de líderes sociales y ambientales, y de todos aquellos que levantan su voz para denunciar las injusticias.
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Los jóvenes están siendo silenciados
Desde que inició el paro nacional indefinido, muchos jóvenes salieron a las calles a manifestarse en contra de las decisiones del gobierno y a exigir paz y condiciones más justas; muchos de esos jóvenes fueron agredidos, desaparecidos y asesinados por parte de la Fuerza Pública.
Los demás, que siguieron luchando en las calles, comenzaron a ser intimidados por parte de un nuevo fenómeno de paramilitarismo urbano en que algunos civiles, armados, se organizaron para, supuestamente, defender el patrimonio público y privado.
Alejandro Villanueva es uno de los jóvenes de la primera línea de prensa que denunció este tipo de grupos y que lleva años protestando contra la corrupción.
Hace días recibió amenazas de muerte por parte de grupos ilegales y denunció ante las autoridades. Sin embargo, desde el Ministerio de Defensa aún no habrían dado respuesta a su solicitud, por lo que se vio obligado a abandonar el país.
Esta es la realidad de muchos jóvenes en Colombia que deben elegir entre mantener su vida y luchar por sus derechos.
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