El hábitat preferido de Gabriel García Márquez era el Caribe, un destino que lo inspiró para crear el realismo mágico donde los vallenatos, cumbias y vientos caribeños fueron los protagonistas.
Los seguidores del Nobel, nacido en un pueblito de la costa Caribe colombiana, han revivido una entrevista que se llevó a cabo en el año 1994 y en el que se le ve junto al periodista Ernesto McCausland.
‘En el caribe mi cuerpo y mente se reajusta’
Durante la conversación el periodista no desaprovecho la oportunidad para preguntarle a Gabriel García Márquez sobre su Caribe natal y vital, que definió el camino de su carrera.
“Yo vuelo de París a Cartagena, o de Madrid a Cartagena, por ejemplo, o a Barranquilla. En el momento en que desembarco aquí, yo noto que todo en el cuerpo y en la mente se me reajusta, y se identifica perfectamente con toda la realidad ecológica que tengo alrededor. Yo llegué a la conclusión que uno es de su medio ecológico y que es peligrosísimo salir de él”, señaló en un primer momento cuando le preguntaron por el Caribe.
A su vez, agregó: “Entonces a mí me en cualquier lugar del Caribe. A mí me sueltan vendado, y yo sé que estoy en el Caribe porque el organismo me está funcionando de una manera que no me funciona en ninguna otra parte. Es un reajuste que se debe a una identificación total del cuerpo y de la mente con el medio”.
Por otra parte, compartió una significativa anécdota sobre la importancia del Caribe en sus obras, pues lograba narrar con asombrosa lucidez lo que sus ojos veían y lo que sus oídos escuchaban.
“Cuando yo estaba escribiendo El otoño del patriarca, de pronto tuve un frenazo en algún momento y fue un bloqueo, no sabía cómo seguir. Entonces ingenuamente pensé que era que se me estaban olvidando las cosas. El modo de ser de la gente, el color de la luz, y corté eso e hice un viaje por todas las islas del Caribe, uno tras otro, uno tras otro”, aseguró Gabriel García Márquez.
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El viaje le permitió reencontrarse con sus raíces para volver con las ideas más claras y poder culminar el libro: “Fue un viaje en el cual no hice nada, sino me tiraba en la playa, veía a la gente, hablaba con la gente. Yo iba con Mercedes, y Mercedes me decía bueno pero qué fue lo que viniste a buscar, no has tomado apuntes. Regresé y me solté hasta el final, y me di cuenta que no era que se me estaba olvidando nada, era que se me había acabado la gasolina de mi cultura básica”.
Por último, dejó claro que nunca había podido “cortar el cordón umbilical” con el Caribe a pesar de haber vivido en otros lugares: “No he podido desarraigarme del Caribe. Lo que pasa es que yo hace tiempo dejé de preocuparme por eso, porque hubo una época en que se consideraba una traición no vivir en Colombia, y yo tenía siempre una respuesta: en cualquier lugar del mundo donde esté yo estoy escribiendo una novela colombiana”.
En algunas obras que se puede encontrar de manera clara la influencia del Caribe en Gabriel García Márquez son: ‘Vivir para contarla’, ‘Cien años de Soledad’, ‘El amor en los tiempos del cólera’, ‘Memoria de mis putas tristes’, entre otras.
