Si Álvaro Uribe creó el paramilitarismo rural, Iván Duque lo hizo en las ciudades

Paramilitarismo en las ciudades, como en los viejos tiempos
Paramilitarismo en las ciudades, como en los viejos tiempos.

Históricamente la Fuerza pública y los paramilitares han mantenido una relación de colaboración. Ante la Fiscalía y la Procuraduría General, sobran las copias para investigar a funcionarios públicos, militares, policías y civiles por los hechos que llevaron a la creación, expansión y mantenimiento de estos grupos armados ilegales.

Tanto el Ejército como la Policía Nacional, habían creado fuertes vínculos de colaboración con dicho grupo armado ilegal. Un ejemplo de esto, fue lo sucedido el 14 de enero de 1990 un grupo de 60 paramilitares, siguiendo órdenes de Fidel Castaño Gil, ingresaron al municipio de Pueblo Bello, en Turbo (Antioquia).

En la plaza del pueblo retuvieron a 43 personas, entre ellos un menor de edad. Estas personas fueron torturadas y asesinadas en la finca ‘Las Tangas’.

Según los testimonios de algunos desmovilizados del Bloque Calima de las AUC, que participaron en la acción; la movilización de estos hombres fuertemente armados se logró gracias a la complicidad de las Fuerzas Militares.

Los paramilitares en la actualidad

El discurso oficial que se maneja en la actualidad es que los paramilitares no existen, pues estos son «bandas criminales»; las cuales no tienen ideología política; que son delincuentes ligados al narcotráfico; que no tienen relación con la fuerza pública ni con grandes empresas, pero evidentemente es falso.

Al analizar los mensajes que envían amenazando a las poblaciones, es notorio que están defendiendo proyectos del gobierno, de empresas trasnacionales y son enemigos de los movimientos populares.

A veces critican al presidente, pero apoyan la institucionalidad, están ligados a la fuerza pública, es decir, tienen todos los rasgos del paramilitarismo desde que comenzó a existir.

Lo que se pretende al presentarlos como bandas nuevas, sin ideología política es ocultar su identidad. La razón para no llamarlos paramilitares, reside en que al nombrarlos así se denuncia una relación con la fuerza pública; por eso no le conviene al Estado, pues a estos grupos le encomiendan las tareas más sucias.

En la actualidad las prácticas paramilitares se encuentran en las calles, trabajando de la mano con la Fuerza Pública.

En el marco del paro nacional el caso más sonado ha sido el de Andrés Escobar, propietario de una agencia de medios; a quién se ve armado, acompañado de la Fuerza Pública.

Escobar reconoció que vecinos del sector se estaban organizando para levantar bloqueos, a través de colectivos armados. A pesar de la evidencia, el publicista no ha sido requerido por las autoridades.

Antes, el 9 de mayo, también en Ciudad Jardín, civiles armados, acompañados por la Policía, habían disparado contra la Minga indígena, hiriendo de gravedad a 12 miembros.

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Entre los objetivos y mensajes de los civiles armados que han irrumpido en el marco del paro nacional, se puede observar una voluntad de salvaguardar el terreno y la propiedad privada. Esto acompañado del silencio por parte del presidente Iván Duque, deja claro que es una práctica de paramilitarismo en espacios urbanos.