Así se vivió el miércoles de ceniza en Colombia: entre distanciamiento y tapabocas

Miércoles de ceniza
Miércoles de ceniza.

La pandemia por la Covid-19, junto a todos los protocolos y medidas de bioseguridad necesarias para contener la transmisión del virus mortal, nos ha forzado a modificar nuestro modo de vida y a crear nuevos hábitos cotidianos.

La “nueva normalidad” ha impactado casi todos los aspectos de la vida, las organizaciones y los eventos, que han tenido que migrar a la virtualidad, o crear un nuevo formato con condiciones y contextos distintos.

Las ceremonias y ritos de la iglesia católica no son la excepción.

La fe continúa viviéndose con fervor a lo largo y ancho del territorio nacional, las iglesias han continuado con sus reuniones, respetando lo decretado por el gobierno nacional y lo recomendado por el Ministerio de Salud.

Una de las tradiciones más significativas, la cruz de ceniza en la frente marcando el inicio de la cuaresma, también se vio forzada a migrar a nuevas formas, más seguras, de implementación en la comunidad de fieles.

Según lo que fue determinado por el Vaticano, este año el ritual fue diferente.

Se estableció que la ceremonia tendría un aforo máximo del 35%, por lo que las iglesias debieron hacer la mayor cantidad de reuniones posibles.

Los sacerdotes portaron mascarillas, cubriendo nariz y boca, en todo momento, y los fieles se organizaron en una fila con el debido distanciamiento físico para recibir la ceniza.

Este año, no se dibujó la cruz de ceniza en la frente de los creyentes, sino que la ceniza se esparció sobre sus cabezas mientras el cura expresaba las palabras: “Conviértete y cree en el evangelio” o “recuerda que polvo eres y en polvo te convertirás”.

La reacción de la comunidad católica al designio de la Santa Sede ha sido muy positiva y las iglesias cumplieron con la celebración de esta fiesta religiosa.

Según el padre John Mario Montoya, director de la emisora Minuto de Dios, esta forma de celebración sería más acorde a lo establecido en la biblia.

“En realidad, podemos decir que esta es una práctica más bíblica. En el Antiguo Testamento se ponía sobre la cabeza de los que querían cambiar de vida. Lo hacían para indicar el deseo de transformación, para demostrar que somos nada, que somos transitorios y que el único que permanece es Dios”

Acotó Montoya.

Sin embargo, en la mañana del día 17 de noviembre se aclaró que cada sacerdote podría definir libremente como celebrar este miércoles de cenizas.