Chile pasó los últimos 2 años redactando una nueva constitución progresista, pero el documento fue rechazado tan rotundamente por los votantes el domingo que el resultado fue claro menos de dos horas después del cierre de las urnas. Nayib Bukele arremetió contra el presidente de Chile Gabriel Boric.
Casi el 62% de los chilenos rechazó el borrador de la Carta Magna que fue diseñada para reemplazar la actual redactada durante la dictadura militar del país, mientras que solo el 38% votó a favor de aceptarla, según informes oficiales.
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Aunque casi todas las encuestas de opinión pública sugirieron que el proyecto de constitución estaba en problemas, los resultados del domingo fueron sorprendentemente desiguales y un gran golpe para el presidente Gabriel Boric, un izquierdista elegido el año pasado en gran parte por su promesa de impulsar la aprobación de una nueva constitución.
«Como presidente recibo este mensaje con mucha humildad», dijo Boric, de 36 años y el presidente más joven de América Latina, en un discurso televisivo el domingo por la noche. «Hay que escuchar la voz del pueblo».
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La noticia de que el voto de «rechazo» había prevalecido provocó celebraciones en Santiago, la capital, donde filas de conductores tocaron las bocinas de sus autos y la gente se reunió afuera para cantar y brindar por la victoria.
«Estamos felices porque, de verdad, todos queremos una nueva constitución, pero bien hecha y esta no cumplió con las expectativas de la mayoría», dijo Lorena Cornejo, de 34 años, a Associated Press, mientras agitaba una bandera chilena. “Ahora tenemos que trabajar por uno nuevo que nos una. Este no nos representó y eso quedó claro en la votación”.
¿Los chilenos son conservadores?
En un país tradicionalmente conservador —las parejas casadas no podían divorciarse en Chile hasta 2004— muchos votantes consideraron que la nueva constitución era demasiado liberal. Fue escrito por una asamblea especial elegida dominada por izquierdistas y progresistas, mientras que solo alrededor de un tercio de los 155 delegados eran conservadores.
El texto pedía la legalización del aborto, la paridad de género en las oficinas gubernamentales, la abolición del senado de Chile y el establecimiento de territorios indígenas autónomos. Incluía amplias protecciones nuevas para el medio ambiente que, según los críticos, podrían haber frenado la lucrativa industria minera del cobre del país. También pidió atención médica universal y el derecho a una vivienda digna, educación y pensiones, lo que habría requerido fuertes aumentos de impuestos.
“No tenemos la capacidad financiera para pagar todas estas cosas”, dijo Mitzi Rojas, una arquitecta de Santiago que votó en contra de la constitución. El esfuerzo por rehacer los lineamientos de gobierno de Chile surge de una profunda crisis política.
Durante décadas, el país fue visto como una potencia económica y una historia de éxito latinoamericana. Pero la frustración por la desigualdad y el alto costo de la atención médica, la educación y el transporte público provocaron violentas protestas en 2019 que casi acaban con el gobierno de derecha de Chile.
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