El Trabajador Social, columnista y activista social Diego Andrés Guerrero hizo un llamado a sus amigos en la ciudad de Bucaramanga, solicitando su apoyo para ayudar con la venta de sus productos a algunos agricultores que prefieren vender sus cosechas en los barrios porque los intermediarios no quieren pagar lo justo. Derly Parra, la agricultora colombiana que sacó su propia marca de arroz campesino.
“Amigos de Bucaramanga. Don Wilson Jiménez decidió no vender a los intermediarios su piña por que le pagaban muy barato por su cosecha. Hoy la saco en el barrio Porvenir frente a la Petaca y está vendiendo piñas desde mil pesos”, es el llamado de Diego Andrés Guerrero para apoyar con su compra a los campesinos.
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Con el fin de poder sacar una ganancia justa a sus cosechas, para recuperar lo invertido y poder sostener a sus familiares, muchos campesinos del país, optan por sacar ellos mismos sus cosechas hasta los barrios populares, porque los intermediarios no quieren pagar el precio justo por lo producido con tanto sudor por ellos.
Es muy común observar en algunos barrios populares del país, los llamados mercados campesinos, una iniciativa de las comunidades campesinas, donde se reúnen varios agricultores en un determinado sector, para vender sus productos directamente al consumidor final, para poder garantizar el precio justo de sus cosechas.
En el caso mencionado por el trabajador social, el campesino Wilson Jiménez, como muchos campesinos del país, tiene necesariamente que llevar su producción de piñas a estos sectores populares, tal decisión es muy conveniente, tanto para él como para la comunidad.
Los beneficios de este tipo de transacción son para ambos, el productor y el cliente. Por un lado, el productor saca provecho porque vende su cosecha a un precio justo para él y su familia y por el lado del cliente, este recibe un producto fresco y sumamente económico.
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Esta problemática es la que empobrece al campesino colombiano, porque él sobrevive con lo poco que le pagan los intermediarios que son los que, en últimas, más provecho le sacan al trabajo de los campesinos.
Esto se constituye en un llamado a la clase política del país, ya que al Estado le corresponde adelantar políticas públicas que busquen el mejoramiento de las condiciones de sector agrícola, y regule las relaciones comerciales entre productores e intermediarios que mejoren la calidad de vida de ambos, en beneficio de toda la comunidad en general.
Don Wilson que tenía 2 toneladas de piñas, al parecer ya vendió toda la cosecha gracias al apoyo de los santandereanos.
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