El miércoles 4 de mayo se llevó a cabo un evento promovido por políticos cuestionados del clan Gnecco en el Cesar; la actividad consistió en una pegatón de logos de la campaña de Federico Gutiérrez en la ciudad de Valledupar; con este evento se pone a disposición del candidato de la derecha colombiana toda la maquinaria de este cuestionado clan. Condenado a 6 años de prisión el suegro paramilitar de Vicky Dávila, Lucas Gnecco.
A este clan de los Gnecco en el departamento del Cesar lo persigue la sombra de vínculos con paramilitares, con narcotraficantes y los juicios en su contra que van desde desvío de recursos públicos hasta condenas por homicidio.
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Uno de los personajes más activos en la promoción del evento es el gobernador Luis Alberto Monsalvo Gnecco, quien se encuentra suspendido y en casa por cárcel en medio de una investigación por irregularidades en la contratación del Programa de Alimentación Escolar (PAE), de más de $17 mil millones.
El candidato Federico Gutiérrez ha sido criticado por sus oponentes, porque a pesar de su slogan “Fico No Pacta Con Corruptos”, el apoyo más importante de su campaña lo recibe de clanes como el de los Char en el Atlántico, investigados por compra y venta de votos.
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El poder político de los Gnecco en el Cesar y La Guajira empezó a mermar luego de la muerte del patriarca y los escándalos de corrupción y vínculos ilícitos de algunos de sus miembros; pero a partir de 2011, comenzó su ascenso gracias al poder económico de la familia y el constreñimiento electoral.
Otros de los clanes en el país son los ñoños y los Besaile en Córdoba, los dos clanes visibles que controlan la política, uno es el de los Elías, encabezado por Bernardo Miguel “Ñoño” Elías, y otro el de los Besaile, donde el cacique es Musa Besaile, estos exsenadores, están detenidos en prisión por escándalos de corrupción.
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Los Ramos y los Suárez Mira en Antioquia, Óscar, el jefe del clan de los Suárez Mira, actualmente se encuentra prófugo; fue condenado a 9 años de prisión en 2011 por concierto para delinquir agravado por recibir apoyos de los jefes paramilitares, alias “don Berna” y “el Alemán”; Luis Alfredo Ramos condenado por sus nexos con las Autodefensas Unidas de Colombia.
Y los Aguilar en Santander, son el sinónimo de la corrupción en esa zona del país, en cabeza de Richard Aguilar, exgobernador de Santander, heredero político del coronel (r) Hugo Aguilar, condenado por parapolítica y su hijo Richard Aguilar, quien, mientras fue gobernador del departamento de Santander, adjudicó a dedo contratos a personas vinculadas a él y a su padre.
Todos estos clanes, cuestionados y señalados por corrupción, parecen inclinarse a la campaña de la derecha en Colombia.
