Guillermo Torres, el alcalde de la Paz que sueña con transformar un pueblo en el Caribe colombiano

Guillermo Torres, alcade de Turbaco
Guillermo Torres, alcalde de Turbaco.

Pocas veces en la vida uno tiene la suerte de convivir cara a cara con personajes que encarnan la lucha por las reivindicaciones humanas en su máxima expresión. Yo tuve la oportunidad de ver y escuchar en Guillermo Torres Cuéter, antes conocido en el mundo de la sufrida guerra colombiana, como Julian Conrado, a uno de estos seres. Torres evoca la misma imagen que retrató la periodista María Jimena Duzán al describir a Jaime Bateman en su libro Crónicas que Matan. De la entrevista realizada al líder revolucionario antes de su asesinato, previo a las elecciones presidenciales de 1990, la periodista colombiana nos habla en resumidas cuentas de un hombre y líder político preso de su armadura, uno que, al igual que Torres, nunca debió involucrarse en la historia bélica de Colombia.

Si hay un caso sobre la reintegración de los actores armados a la vida política que merece un análisis profundo, es el de Guillermo Enrique Torres Cueter, quien de ser miembro activo por más de 30 años de las extintas FARC, se ha convertido, desde el año 2019, en el primer reintegrado en ocupar el cargo de alcalde en el país colombiano.

Los inicios del cantor del pueblo

Guillermo Torres nació entre las verdes colinas de Turbaco y el incandescente sol del trópico en el año 1954. Él, quien asegura cargar consigo la música desde el vientre materno, inició su activismo político a temprana edad denunciando a través de sus canciones, las evidentes condiciones de pobreza y carencia de oportunidades que condenaban a su pueblo, a la miseria que se teje en las entrañas de la corrupción.

Seguramente, inspirado por líderes de la música protesta latinoamericana como Alí Primera, Silvio Rodriguez o Victor Jara, este “pájaro cantor”, como en algunas ocasiones se ha autodenominado, decidiría, forzado por las circunstancias, dedicar su vida a la resistencia popular a través de sus canciones, en el corazón de las selvas de Colombia.

De la insurgencia a la alcaldía de Turbaco

Torres siempre ha dejado en claro en múltiples entrevistas que su única arma a lo largo de sus años de militancia insurgente, fue el canto. Hoy este mismo hombre que cambió el camuflaje hace más de 4 años con la firma del acuerdo de paz de la Habana, sueña con hacer de Turbaco, pueblo que se ubica a escasos minutos de la amurallada Cartagena, un territorio de paz y reconciliación con justicia y amor.

Conseguir esto, podría rayar en lo utópico, sobre todo en un municipio que ha sufrido el atraso producido por décadas de malos manejos administrativos. La ausencia de un sistema general de acueducto y saneamiento, es prueba de ello.

Tal vez aquí habría que recordar lo que dice Torres, sobre la misma utopía, dice él sobre la utopía que esta “no es un mero sueño cuando hay amor, cuando hay empeño”.

Los problemas

Lo cierto en medio de todas estas efemérides, es que convertir a Turbaco en el epicentro del progreso en el departamento de Bolívar, requiere de esfuerzos mayúsculos en materia económica, fiscal y política. Según, un reporte de la contraloría General de la Nación, el municipio a la fecha afronta una sanción de regalías producida por presuntas irregularidades en la construcción de escenarios deportivos durante la pasada administración.

Además de esta sanción, la Alcaldía de Turbaco parece haber estado lidiando con más de un problema desde su posesión.

“Nosotros a pesar la sanción de las regalías, la pignoración de la sobretasa a la gasolina, la sanción del Hospital por parte de Ministerio de Salud y las elevadas sumas de cuentas por pagar que encontramos al inicio de esta administración, podemos decir con seguridad que hemos trabajado de manera transparente para transformar la vida de nuestros conciudadanos.” Asegura Torres mientras conversa con los habitantes de la comuna 2 en el bullicioso pueblo del Caribe colombiano.

Con el desparpajo que lo caracteriza, Guillermo Torres ha decidido, con la venia de las autoridades sanitarias, realizar una continua correría por los barrios y comunas del pueblo que un día supo llevarlo a la alcaldía. Erguido, con un par de mochilas entrecruzadas de donde saca frecuentemente alcohol para sanitizarse, se dirige al auditorio donde se desarrollan los encuentros comunales. En su tono de voz, se alcanza a percibir el discurso de la irreverencia popular, ahora combinado con una mesura diplomática que asombra. La gente lo reconoce, le habla de tú a tú, algo poco usual en el terreno político por estas latitudes. Pese a los ataques que asegura haber recibido a través de medios y contradictores, el respaldo de las calles y sus habitantes, parece inamovible.

Yeison Andres Lazo Pajarito es Edil de la comuna 2 y presidente del Concejo Comunitario de Turbaco. Aunque es oriundo de la ciudad de Cali, lleva seis años viviendo en esta población. Gracias a que es representante de una de las comunas del municipio, ha participado de las jornadas de diálogos ciudadanos que ha desarrollado  la alcaldía de Turbaco desde sus inicios.

Pajarito, como le conoce todo el mundo, es además artesano de profesión y dice estar muy feliz con la gestión del actual mandatario. “El hecho de que nuestro alcalde se atreva a venir a hablar con las comunidades y nos cuente cómo está nuestro municipio, nos tiene muy felices y muy contentos. Porque a pesar de que esta administración ha tenido prácticamente todo en contra, uno ve los avances y las obras que están haciendo y se da cuenta que fue la mejor decisión que pudimos tomar en las pasadas elecciones”, señala el edil y líder social caleño.

Con miras hacia la internacionalización

La construcción de un nuevo pacto social que garantice la protección de la vida, requiere de esfuerzos y decisiones trascendentales. Guillermo, es consciente de ello, por eso aunque afirma haber tenido trabas desde el Concejo, situación que se suma al problema de los recursos bloqueados que impiden la inversión en proyectos de infraestructura vial, agua y saneamiento básico, a la fecha continúa gestionando recursos de cooperación internacional que faciliten la inversión extranjera en el pueblo donde los indios Yurbacos, una vez, hace ya varios siglos, supieron repeler la embestida española.

A través de acercamientos con países que promueven y defienden la paz, la administración de Guillermo Torres pretende concretar acuerdos de inversión internacional que oxigenen las arcas del municipio y permitan la puesta en marcha de obras de alto impacto para el mejoramiento de la calidad de vida de los habitantes de este singular pueblo del Caribe Colombiano.

“Desde la agencia de promoción e inversión, Invest in Cartagena y Bolívar, estamos convencidos de que las importantes ventajas que tiene el municipio le permitirán consolidarse como una región con gran potencial para atraer inversión extranjera”, asegura Maria Camila Salas, directora ejecutiva de Invest in Cartagena

Algunos apuntes sobre el acuerdo de Paz

Más allá de los tintes ideológicos, garantizar el sano desarrollo de este proyecto político es imperioso, si lo que se quiere es avanzar hacia la consolidación de la Paz de Colombia y de la Región.

Para Leonardo Gonzalez Petrafán, coordinador de proyectos del Instituto para el Desarrollo y la Paz (IndePAZ), “hoy estamos en un momento de crisis del acuerdo de La Habana por la falta de cumplimiento del mismo, por la ausencia de políticas públicas por parte del gobierno nacional para que este se haga realidad. Uno de los grandes exponentes de este acuerdo, es Guillermo Torres, Alcalde de Turbaco. Con su gestión está mostrando que es posible hacer las cosas. El presupuesto participativo y la participación de la comunidad en las decisiones públicas, ha devuelto la esperanza en la democracia. Lo que está pasando en Turbaco es una forma de mostrarle a la gente que con las armas no se logra nada, que la reincorporación es el único camino, que la paz es el único camino.

Esperanza a la vista

En esa vía, la de la defensa de la Paz, camina el carismático dirigente político que supo derrotar a la maquinaria tradicional en un hecho sin precedentes en las pasadas elecciones regionales de 2019. Muy probablemente ese sea el pecado que sus contradictores políticos, no le perdonan. 

La bandera anticorrupción que ha impulsado el mandato de Torres, marca un antes y un después en la forma en que se ejerce la política en una región marcada por desfalcos y hechos de corrupción históricos, como el de Reficar, considerado el robo más grande en la historia de Colombia.

Apoyado en esos dos pilares fundamentales, la Paz y la lucha contra la corrupción, el icónico alcalde de Turbaco junto con todo su gabinete, espera atraer a nuevos aliados que puedan unirse a su causa: la de transformar para siempre, este emblemático pueblo anclado entre el mar y las montañas del Caribe colombiano.