
La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) ha dado luz verde a una de las operaciones más grandes del sector de telecomunicaciones en Colombia: la integración entre Tigo y Movistar.
La superintendente, Cielo Rusinque, anunció en rueda de prensa que la entidad autoriza la fusión, aunque esta viene acompañada de una serie de condicionamientos. Sin embargo, la decisión ha generado una profunda preocupación entre expertos y competidores, quienes advierten que Colombia queda al borde de un oligopolio, y que los condicionamientos impuestos son insuficientes para proteger al consumidor.

Fusión Tigo-Movistar, lo que debes saber
La principal alarma la enciende el exsuperintendente delegado para la competencia y actual decano de economía de la Universidad Externado, Juan Pablo Herrera. En diálogo con Blu Radio, Herrera manifestó su gran preocupación por la decisión de la SIC, señalando que la autoridad de competencia parece haberse limitado a aceptar los condicionamientos que las propias empresas (Tigo y Movistar) ofrecieron.
Para el experto, estas medidas «no resultarían ser suficientes para garantizar en el mediano y largo plazo una verdadera competencia».
El resultado, según Herrera, es la consolidación de un duopolio en el mercado colombiano, donde Claro y la nueva entidad fusionada controlarían cerca del 90% del sector. Para el usuario de a pie, esto se traduce en riesgos como incrementos en los precios y un estancamiento o reducción en la calidad del servicio.
La clave: ¿Qué es el roaming automático nacional?
El debate técnico que define el futuro de la competencia en el país radica en un concepto clave: el roaming automático nacional. Juan Pablo Herrera explicó que este mecanismo es fundamental para los operadores más pequeños.
No se trata del roaming internacional que se usa al viajar fuera del país. El roaming nacional funciona cuando un usuario, por ejemplo, de WOM o ETB, viaja a una zona remota como La Guajira, donde su operador no tiene antenas propias. Para que el usuario no pierda la señal, su teléfono se conecta automáticamente a la red del operador que sí tiene cobertura allí (como Claro, o ahora, la red Tigo-Movistar). Ese operador «dueño» de la red le cobra una tarifa al operador pequeño por «prestarle» su infraestructura.
El problema, según Herrera, es que la SIC aceptó las tarifas de roaming que las fusionadas propusieron. Si esta tarifa es «lo suficientemente alta», los costos operativos para los competidores pequeños se vuelven insostenibles. Esto, advierte el experto, restringe la capacidad de que nuevos operadores entren al mercado o que los pequeños actuales puedan expandirse. El escenario más grave es que, asfixiados por los altos costos, estos competidores tomen la decisión de salir del mercado en Colombia.
Te interesa: Claro saca ventaja a Tigo, Movistar y WOM con 10.468 torres.

WOM y ETB, en jaque
El presidente de la ETB, Diego Molano, ya había calificado la posible fusión como «riesgosa para el usuario». Pero la alarma más fuerte provino de WOM, que recientemente envió una carta al presidente Gustavo Petro pidiéndole que interviniera para no autorizar la fusión. En la misiva, WOM advirtió que con esta integración están en riesgo de desaparecer.
La preocupación de WOM y ETB es que los condicionamientos impuestos por la SIC a Tigo y Movistar son «débiles». El mercado quedaría partido en dos: Claro, que ya domina la gran mayoría, y la nueva alianza Tigo-Movistar. Los operadores más pequeños quedarían relegados a un espacio mínimo, luchando por sobrevivir con altos costos de roaming nacional. Herrera coincide con este diagnóstico, señalando que si los condicionamientos no son contundentes y profundos para garantizar costos asequibles, el duopolio es inevitable.
Más allá de la batalla empresarial, la pregunta que se hacen millones de colombianos que pagan un plan de datos es cómo les afectará esta decisión.
Redacción Nación Pluralidad Z.



