Los inversores interactúan cada vez más con las empresas sobre su impacto en el medio ambiente y la sociedad (ESG). La propuesta de Gustavo Petro que la Comisión de Bolsa y Valores implementará en EE. UU.
Esto parece estar dando sus frutos, como demuestra un estudio realizado por la Universidad de Maastricht.
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Los investigadores compararon los resultados de las empresas en las que se produjo el compromiso con aquellas en las que no. En 2021, por ejemplo, el 20% de las propuestas ambientales y sociales de los accionistas estadounidenses obtuvieron más del 50% del apoyo de los accionistas, mientras que en 2016 solo el 3% de dichas propuestas fueron aprobadas por la mayoría de los accionistas.
Los inversores también han fortalecido sus esfuerzos de participación privada, con grupos de colaboración como Climate Action 100+ que instan a las empresas a hacer que sus operaciones sean más sostenibles desde el punto de vista ambiental.
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Sin embargo, persiste una pregunta importante: ¿Cuán relevantes son estas actividades de administración para el desempeño financiero de las empresas objetivo?
En un nuevo documento de trabajo, Rob Bauer, Jeroen Derwall y Colin Tissen, economista de la Universidad de Maastricht, utilizan una amplia muestra global de compromisos privados ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) para responder a esta pregunta.
“No encontramos ningún efecto de los compromisos ambientales sobre las emisiones totales de CO2e de las empresas objetivo. Si bien la intensidad de las emisiones disminuye, es necesaria una reducción absoluta para alcanzar los objetivos del Acuerdo Climático de París.
Por lo tanto, los inversionistas que deseen que sus firmas de cartera respalden los objetivos del acuerdo deben solicitar objetivos de emisiones absolutas y de intensidad a corto, mediano y largo plazo diseñados para lograr esos objetivos”, afirma el estudio.
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