En un mundo interconectado, la nueva guerra entre Israel y los palestinos en Gaza probablemente haya frustrado las esperanzas, al menos por ahora, de una normalización de las relaciones entre Israel y Arabia Saudita, perturbando potencialmente los mercados financieros y posiblemente provocando turbulencias en los mercados petroleros cuando se reanuden las operaciones el lunes.
El primer ministro israelí Netanyahu declaró la guerra a Hamás el sábado temprano después de que las fuerzas del grupo cruzaron la frontera desde Gaza, chocaron con las fuerzas israelíes y avanzaron hacia grandes secciones de territorio en la parte sur del país.
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Petróleo, en la mira de los inversionistas
El Wall Street Journal informó el viernes por la noche que Arabia Saudita había dicho a funcionarios estadounidenses que podría estar dispuesta a aumentar la producción de petróleo a principios del próximo año si los precios del crudo eran altos.
Una medida destinada a ganar buena voluntad en el Congreso para un acuerdo en el que los saudíes reconocerían a Israel y a cambio conseguir un pacto de defensa con EE. UU.
La administración Biden esperaba negociar un acuerdo entre Arabia Saudita e Israel en los próximos seis meses, ya que las tres partes habían acordado las líneas generales de un acuerdo y estaban comenzando a trabajar en los detalles, según el informe.
El reconocimiento público de un acuerdo que incluiría un compromiso saudita para aumentar la producción de petróleo podría haber resultado en mantener los precios del crudo por debajo de los 100 dólares el barril.
Pero «es muy difícil ver el camino a seguir con este gran esfuerzo de negociación de esta mañana», dijo a Barron’s la jefa de estrategia de productos básicos de RBC Capital, Helima Croft, y agregó que el ataque sorpresa hace que sea poco probable que Israel haga las concesiones que el gobierno saudita podría haber hecho a los palestinos.
Antes del ataque de Hamás, los legisladores demócratas y republicanos en Estados Unidos a menudo habían expresado su preocupación por alinearse demasiado estrechamente con Arabia Saudita o dar un impulso diplomático al príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salman.
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