Descansen juntos junto a la piscina, paseen por pueblos pintorescos y charlan durante horas sobre cualquier tema. En vacaciones parecemos más conectados que nunca con nuestra pareja. Pero una vez en casa, el amor puede volver a enfriarse rápidamente.
La terapia de pareja no es necesariamente la solución, dice el terapeuta de pareja Jean-Pierre van de Ven. ¿Qué pasa si también discuto en las vacaciones con mi pareja?
Las vacaciones en las parejas
El holandés Jean-Pierre van de Ven señala: “Si todo va bien, podrás relajarte durante las vacaciones. No tienes trabajo, ni despertador, ni atascos. Además, ambos tienen la intención de hacer algo divertido con sus costosas vacaciones.
La combinación de buen humor y falta de estrés les permite tener más el uno del otro. Las pequeñas molestias no se convierten en discusiones importantes, lo que te hace relajarte aún más.”
Pero luego vuelves a casa y hay un atasco y el jefe esperando de nuevo. En una semana, el colchón de relajación que había acumulado en San Andrés desaparece por completo. Estás estresado otra vez.
Cada pequeña molestia se convierte en una herida abierta. Los argumentos se acumulan. Entonces decides ir a terapia de pareja. El terapeuta dice que necesitas comunicarte de manera diferente o que necesitas trabajar en tu vida sexual. Lo que resulta en aún más estrés y más discusiones.
Para las parejas que discuten en casa y durante las vacaciones, el pronóstico es malo.
Les resulta muy difícil comunicarse entre sí. Las parejas que discuten en casa, pero no en vacaciones pueden reparar su relación más rápidamente.
Sobre todo, relajándose más. Por ejemplo, buscando un trabajo menos estresante o mudándose a un lugar tranquilo.
Y si no es posible, caminando, en bicicleta o incluso buceando en aguas profundas. Ponte en movimiento, esa es la mejor manera de relajarte. Y es mejor gastar el dinero en un viaje que en terapia de pareja.
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