Alemania ya no se opone a la eliminación gradual de los automóviles de combustibles fósiles. Bruselas y Berlín acordaron mantener algo de espacio para los automóviles de combustible sintético.
Así lo han anunciado esta mañana el comisario europeo Frans Timmermans y el ministro de Transporte alemán Volker Wissing.
Los dos acordaron que se creará una nueva categoría de vehículos en la UE: automóviles que funcionen exclusivamente con ‘combustibles electrónicos’. Esto pone fin a un conflicto que se ha apoderado de Bruselas durante un mes. El acuerdo se concretará el próximo martes.
El conflicto giraba en torno a un acuerdo que los 27 países de la UE -incluida Alemania– habían firmado con el Parlamento Europeo en octubre: a partir de 2035, solo se podrán vender en la UE carros nuevos que no emitan gases nocivos de efecto invernadero.
Esta eliminación gradual de los automóviles de gasolina y diésel es una piedra angular de la política climática europea. Esto debería resultar en que los países de la UE no emitan más gases de efecto invernadero dañinos de los que la naturaleza puede manejar para 2050.
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El acuerdo se produjo después de dos años de negociaciones y solo necesitaba ser ratificado formalmente.
Pero el partido gobernante más pequeño de Alemania, el liberal FDP, retiró ese acuerdo en el último minuto el mes pasado.
Los liberales exigieron una excepción para los combustibles sintéticos. Se sabe poco sobre ellos, excepto que se necesita mucha electricidad para fabricarlos. El motor de combustión podría entonces continuar existiendo.
La industria de suministros en particular tiene interés en esto: suministran cajas de cambios, acoplamientos y todas aquellas otras partes que ya no se necesitan en un automóvil eléctrico.
El canciller Scholz luego apoyó a los liberales. Exigió que la Comisión Europea, que ya se había comprometido a investigar las posibilidades de los combustibles sintéticos, presentara una propuesta concreta.
Combustibles sintéticos, la excusa
Fue el Parlamento en particular el que no vio ningún papel para los combustibles sintéticos. Según el eurodiputado Jan Huitema (VVD), que estuvo muy involucrado en las negociaciones, es difícil verificar cuán ‘limpias’ se producen.
El conductor de un automóvil de este tipo también seguiría repostando gasolina y, por lo tanto, seguiría emitiendo CO2. Además, la producción de combustibles sintéticos cuesta hasta siete veces más electricidad que cargar un automóvil. “Entonces necesitas siete veces más paneles solares, turbinas eólicas o energía nuclear. No tenemos ese lujo”, dijo Huitema.
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