
Con una trayectoria marcada por la constancia y el esfuerzo, Marta Lucía Ramírez se ha convertido en una de las figuras más representativas de la política colombiana.
Abogada, exministra en varias carteras, senadora, embajadora y la primera mujer vicepresidenta del país, Ramírez compartió en el programa ‘Atemporal’ una mirada íntima sobre su vida y sus reflexiones sobre el poder.

Marta Lucía Ramírez habla de su trayectoria política
Desde sus inicios, Ramírez ha sido pionera. Fue la primera mujer en ocupar el Ministerio de Defensa y lideró la creación del Ministerio de Comercio Exterior.
“Me ha tocado abrirme camino todos los días”, dijo al recordar su infancia en una familia de clase media y las adversidades que enfrentó, como la muerte de su hermano a los diez años.
A partir de allí, su vida tomó un rumbo marcado por la disciplina, la exigencia y un temprano acercamiento a la política en casa de una tía, donde las noticias y discusiones políticas eran parte del día a día.
Desde joven, tuvo claro que quería llegar lejos. “Recién casada le dije a mi esposo: ‘yo quiero ser presidenta de Colombia’. Me miró como loca”, relató entre risas.
Su camino profesional la llevó a trabajar con Luis Carlos Sarmiento, un jefe exigente, pero que le permitió desarrollar una mentalidad de largo plazo. “La gente dice que es terrible, pero a mí los ambientes exigentes me han funcionado muy bien”, afirmó.
Su visión institucional fue clave para transformar el Incomex en el Ministerio de Comercio Exterior. Aunque no fue nombrada ministra en un principio, su trabajo fue reconocido por los gremios.
“Fue como una bofetada cuando me dijeron que no me iban a nombrar porque no tenía peso político”, contó. Pero decidió seguir trabajando como viceministra, convencida de que el servicio a Colombia estaba por encima de los títulos.
En 2002, el presidente Álvaro Uribe la sorprendió al ofrecerle el Ministerio de Defensa, sin que tuvieran una relación previa. “Nunca entendí bien por qué”, confesó.
Sin embargo, aceptó el reto y dejó una huella importante: creó la primera política pública de seguridad a 10 años, promovió la transparencia en compras militares y fundó la primera escuela de derechos humanos dentro del Ejército.
Su salida del ministerio fue abrupta y dolorosa. “No tuve claridad del motivo. Fue una decisión del presidente. Me dijeron simplemente que ya no seguiría”, recordó. Pese a ello, no guarda rencor: “Uno tiene que dejar atrás los dolores”.
¿El poder en las manos de Marta Lucía?
Uno de los momentos más reveladores de la entrevista llegó cuando habló del poder. A pesar de haber ocupado cargos clave, su percepción es clara: “Siento que nunca he tenido poder”.
Para Ramírez, el poder real no es ocupar cargos altos, sino tener la capacidad de transformar decisiones en acciones. “Si realmente yo tuviera el poder de decidir, hay muchas cosas que hubiera hecho distintas”, reconoció.
Hoy, sigue siendo una figura clave en el debate sobre el modelo de desarrollo, la seguridad y la modernización del Estado. También ha sido una voz firme en defensa del sector empresarial nacional y la necesidad de una política industrial moderna.
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