En 2015, el cantante colombiano Maluma lanzó “Pretty Boy, Dirty Boy”, una colección que mostraba cómo equilibraba su lado romántico con su parte que se especializaba en temas de reggaetón listos para discotecas. Maluma tenía sólo 21 años cuando lanzó ese álbum, por lo que la denominación de “niño” era casi apropiada.
Ahora, con 29 años, se ha convertido en una estrella pop adulta que puede presumir de colaboraciones con Madonna y acuerdos de marca, pero su nuevo álbum, “Don Juan”, muestra cómo esa dualidad sigue energizando su música incluso cuando ha madurado.
Maluma deja en alto a Colombia
Durante su enérgica presentación en el Agganis Arena de Boston (Estados Unidos) el domingo por la noche, exhibió ambos lados, cantando alternativamente baladas sentidas y dominando la pista de baile mientras emocionaba a la multitud.
Nacido en Medellín, Maluma comenzó su carrera pop cuando era adolescente y rápidamente escaló las listas tanto en su país de origen como en otros lugares gracias a su contundente tenor y su encanto juvenil.
Su música tiene sus raíces en el reggaetón, el híbrido de reggae, hip-hop y dancehall con mucho ritmo que ha estado animando las pistas de baile en el hemisferio occidental desde su aparición a finales del siglo XX, aunque su visión de este ha evolucionado a lo largo de los años.
“Don Juan”, que salió en agosto, tiene un corte de salsa, la nítida colaboración de Marc Anthony “La Fórmula” y una canción de música mexicana, el lamento lleno de despecho, pero con un sonido dulce “Según Quién”, en su lista de canciones, así como cameos de pesos pesados del reguetón como Yandel y Don Omar.
El set de dos horas de Maluma del domingo abarcó toda la gama de su catálogo, incluidos cortes como la colaboración de Shakira “Chantajé”, la alegre “Corazón” y la lujuriosa “Cuatro Babys”.
Si bien comenzó y terminó el espectáculo flanqueado por su banda musculosa y un grupo de bailarines cinéticos en el escenario principal, también realizó una parte del espectáculo que estuvo dominada por contundentes temas de reggaetón mientras se agitaba alrededor de la base de una estatua de un perro gigante en la parte trasera de la arena.
Ese compromiso de llegar incluso a las partes más lejanas de Agganis fue una extensión de las perfeccionadas habilidades interpretativas de Maluma, que incluyen, además de animadas bromas y suaves movimientos de baile, saber exactamente cuándo dejar que el público se haga cargo de las tareas vocales sin dejar que su propio emocionalismo flaquea.
Es una habilidad complicada, pero necesaria cuando has atraído a una base de fans tan ferviente en todo el mundo como lo ha hecho Maluma.
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