¿Por dónde empezar? El compendio errático concebido por la cópula entre autoritarismo y neoliberalismo de Iván Duque y su partido, y que demuestra el pésimo manejo durante el estado de emergencia, abarcan aspectos de la vida nacional desde la A hasta la Z:
Inmiscuirse en los asuntos del poder legislativo al “autorizar” que ambas cámaras funcionen de manera virtual y remota (decreto 491 de 2020), contrario a lo que señala la ley; el proyecto de hipoteca inversa –y mil y un galanterías más con el sector financiero- que traería consigo un negocio redondo con compras de bienes inmuebles a menosprecio y especulación inmobiliaria; la promoción de la quiebra de los maiceros nacionales (¡PERO SI ES QUE YA ESTÁN QUEBRADOS!) mediante la reducción de aranceles a 0% para el maíz importado, principalmente desde USA (decreto 523 de 2020); etcétera…Colombia sufre sobredosis de neoliberalismo, sobredosis de Duque.
Escrito por: Juan Carlos Guzmán Pérez
Y si falta listar algún síntoma para diagnosticar autoritarismo, es la insistencia tozuda en el retorno gradual de los escolares a las aulas de clase mediante un modelo de alternancia virtual-presencial. Los argumentos sobran contra esta medida:
Para empezar, no hay claridad sobre el papel de los niños como transmisores del virus y, en razón a la levedad de los síntomas y la cercanía natural con adultos, los escolares se convertirían en fuente de transmisión silenciosa. Ya en España, expertos de la calcularon que meter a 20 niños en un salón supone 808 contactos cruzados en dos días , lo que en la práctica significa exponer gravemente a estudiantes, docentes, personal administrativo, de aseo y a sus familias.
El gobierno nacional, guiado por la fórmula –tan neoliberal como la que más- de descentralización más desfinanciación, por un lado (y a pesar de los anuncios) no ha asignado recursos adicionales para educación básica y media a día de hoy, mientras por el otro han sido enfáticos en que por la implementación de protocolos de bioseguridad responderán en gran medida entidades territoriales e instituciones y que la decisión del retorno a las aulas recae sobre alcaldes, rectores y .
Lo anterior descargaría la financiación de los protocolos sanitarios en las lánguidas arcas para gasto social de las entidades territoriales, además de dejar una pregunta abierta: en caso de abrir una institución y que uno de sus estudiantes resulte contagiado ¿en quién recae la responsabilidad del contagio?
Es que si hace falta algún argumento para probar el nulo talante democrático del gobierno nacional, simplemente hay que ver cómo un sinfín de gobernantes locales e integrantes de la sociedad civil (FECODE, padres de familia, médicos pediatras, etc.) salieron a rechazar el anuncio del regreso a las aulas y la posterior directiva 011 del Ministerio de Educación, y aún hoy Iván Duque insiste en implementar un modelo de alternancia a partir del mes de agosto, utilizando como sujetos experimentales a estudiantes de 10° y 11°.
De este modo, es necesario respaldar sin ambages la posición de FECODE: en caso de ser necesario, la comunidad educativa ha de declararse en desobediencia civil ante el posible retorno a las aulas y reafirmar que ello se debe dar cuando la pandemia haya sido controlada y estén garantizados -en recursos y ejecución- los protocolos de bioseguridad para proteger un derecho natural: La vida.
Envía tu nota ciudadana y hágase escuchar en Pluralistas, el poder del ciudadano ✍