Miedo a la transición ecológica, la inmigración y la inseguridad alimentaria son algunas de las emociones que capitalizan partidos como Vox y Ciudadanos en España mientras en Italia, Alemania, Polonia, Irlanda o Grecia miles de tractores se han tomado las carreteras durante las últimas semanas solicitando la reforma agraria por el incremento del precio de la energía, los insumos y fertilizantes.
En el 2023 se realizó la Cumbre Unión Europea – CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y caribeños), uno de los principales temas fue el tratado de libre comercio entre MERCOSUR integrada por los países de Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay.
Sin embargo, no se avanzó mucho en este propósito, y la principal conclusión al respecto es que se evaluaría nuevamente en el 2025 la posibilidad de este acuerdo de cooperación económica internacional, es decir que por ahora la Unión Europea no abriría las puertas para el mercado de Suramérica.
Desde que empezó la guerra entre Rusia y Ucrania, Estados Unidos se convirtió en el principal proveedor de fertilizantes para Latinoamérica y Europa. El precio de los fertilizantes subió al tiempo que las tarifas de energía se dispararon en Europa generando una creciente inflación. «No hay un campo que mejor controle la ultraderecha que el de las emociones.
Toda la retórica populista se basa en esa brecha campo-ciudad, el buen pueblo frente a las élites de Bruselas», señalo Miriam Martínez-Bascuñán profesora de Ciencia Política en la Universidad Autónoma de Madrid en una entrevista para un medio de comunicación español recientemente tras las movilizaciones del sector.
Hoy la inflación de los precios de los alimentos tocando techo y por supuesto es un factor importante para la inestabilidad social que afecta a todos los países del mundo. Así las cosas, hoy tenemos una inflación superior al 5 % en el 63,2 % de los países de ingresos bajos, el 73,9 % de los países de ingresos medianos bajos (sin cambios), el 48% de los países de ingresos medianos altos y el 44,4% de los países de ingresos altos (una disminución de 1,9 puntos porcentuales).
En términos reales, la inflación de los precios de los alimentos superó la inflación general en el 71% de los 165 países para los que hay datos disponibles según un estudio realizado por el Banco Mundial, es decir la vida cada día más costosa y la posibilidad de tener una alimentación balanceada se convierte en una utopía.
Hoy la crisis social que produce la inseguridad alimentaria es el principal desafío de la economía global, por supuesto un tema que no es ajeno a Colombia. En este contexto hay dos factores importantes que contribuyen a la inestabilidad y preocupación internacional, por un lado el aumento de los costos de energía, la aparición de fenómenos meteorológicos adversos como el cambio climático, y las restricciones comerciales e incertidumbres geopolíticas alimentadas hoy por la ultra derecha y organizaciones como el Foro Madrid, priorizando las utilidades financieras sobre las verdaderas necesidades humanas, motivando miedos y construyendo muros en sus fronteras sin proponer soluciones.
Hace unos días se realizo en el parlamento de Marruecos el Foro Sur-Sur en el cual participo el Parlamento Andino y varios organismos legislativos de África, la agenda de cooperación económica y cultural impulsada en este escenario, hace visible la narrativa de países iguales, desde una perspectiva de acuerdos bilaterales que contribuyen a superar la pobreza extrema, inseguridad y el hambre que son factores comunes en los dos continentes.
El presidente de Colombia Gustavo Petro empezó la agenda con África en la gira de Francia Márquez, mientras la narrativa de algunos medios era cuestionar los costos de la misión diplomática, muy poco se hablaba de los problemas comunes y de la riqueza que poseen los países del cono sur, para quienes cooperar es más que un tema diplomático una prioridad social.
Mientras tanto, miles de tractores siguen en las principales ciudades de Europa buscando cerrar fronteras dejando de lado la raíz del problema que es una guerra fabricada entre Rusia y Ucrania para el beneficio de los Estados Unidos.
El próximo 9 de junio hay elecciones en Europa y el grupo de extrema derecha Identidad y Democracia, podría pasar de ser la quinta a convertirse en la tercera fuerza política en el 2024 en la Eurocámara. Mientras tanto la Comisión Europea ha propuesto flexibilizar la Política Agraria Común que hoy beneficia a los latifundistas con millonarios subsidios.
Mientras en Colombia no se ha empezado con la primera reforma agraria, acá en Europa la agenda va en la reforma agraria ecológica, los agricultores, es decir los campesinos se ven hoy beneficiados con 60 mil millones de euros al año, ellos cobran dinero por cada hectárea cultivada a la Unión Europea independientemente al tipo de producto, ahora si son amigables con el cambio climático estos campesinos recibirán más dinero por su importante trabajo. Una realidad muy lejana de la de los campesinos en Latinoamérica.
Mientras hoy protestan los latifundistas para adoptar medidas proteccionistas de comercio exterior acá en Francia, en Colombia los paros agrarios han sido protagonizados por minifundistas, en el año 2013, se dio la movilización más contundente en el agro de Colombia en los últimos 20 años, tuvo su epicentro en Boyacá, lamentablemente además de unos beneficios económicos y políticos para sus promotores, no se logró ningún avance ante las infinitas necesidades del sector en el Gobierno Santos – Duque, lamentablemente en Colombia históricamente los gobiernos se han dedicado a proteger a los terratenientes y apoderarse de los territorios baldíos, mientras los campesinos luchan por sobrevivir ante la ausencia de Estado, acá en Europa, la reforma agraria es la principal pancarta de campaña de la ultraderecha que busca cerrar fronteras y ayudas sociales para priorizar los recursos en fortalecer su propia producción.