Dau y el alumbrado público en Cartagena: una decisión correcta

William Dau alcalde de Cartagena
William Dau, alcalde de Cartagena.

Fueron 22 años de operación de la concesión Iluminemos de William Arabia, que obtuvo ingresos operacionales por $ 516.219 millones, que le permitieron utilidades por $135 mil millones y una Tasa Interna de Retorno ilegal del 27.8%.

Esta TIR es un exabrupto dado que la Comisión de Regulación de Energía y Gas CREG ha prescrito que la ganancia aceptable para este tipo de proyectos no puede superar el 13,9%.

El descaro del concesionario es tal, que no invirtió un solo peso de su bolsillo en el alumbrado público, pero sí aumentó en 276% la tarifa a los 118 mil cartageneros que usamos el alumbrado, prestando además un pésimo servicio, por la oscuridad recurrente en un número muy grande de barrios de la ciudad.

Pero se les acabó la ignominia. En un acto de defensa de los intereses de la ciudad el alcalde William Dau le quita este negocio a este concesionario privado y firma un convenio interadministrativo con una empresa pública respetable y de trayectoria como Empresas Públicas de Medellín (EPM), para mejorar la expansión, modernización y la prestación del servicio del sistema de alumbrado público del distrito.

El convenio con la EPM será por 11 meses, tiempo en el cual la administración Dau deberá organizar el futuro del alumbrado público en Cartagena, en un proceso transparente donde el interés público tendrá prelación sobre los negocios de unos cuantos señores.

El convenio tendrá un valor de $26.546 mil millones, de los cuales más de $ 22 mil millones serán invertidos para la expansión, modernización con tecnología LED, sin generar un alza a las tarifas.

Esto es lo que no le perdona la clase política tradicional al alcalde William Dau, y por eso impulsa las más variadas estratagemas para tumbarlo, entre estas, la revocatoria.

Los cartageneros por nuestra parte, celebramos la decisión del alcalde de no prorrogar más este este contrato a Iluminemos S. A. un contrato leonino, un atraco a mano armada, que engordaba a unos cuantos mientras empobrecía a la inmensa mayoría de los cartageneros.