El ‘libertario’ Javier Milei arremetió contra el Papa durante su campaña electoral, pero moderó su tono después de que asumió el poder. El fin de semana pasado, el jefe de Estado argentino llamó a Francisco «el argentino más importante de la historia».
El Papa, nacido en Buenos Aires como Jorge Mario Bergoglio, es popular entre el pueblo argentino y Milei está tratando de ganar más apoyo entre sus compatriotas.
Javier Milei de amor con el Papa Francisco
Milei trajo los tradicionales alfajores de dulce argentinos, galletas de caramelo y una marca de galletas de limón que le gusta al Papa.
Durante el encuentro, Francisco sonrió y gritó al presidente: «¡Fuiste a la peluquería!».
Los dos hablaron durante aproximadamente una hora, según el Vaticano. Francisco ha indicado que podría visitar su país natal por primera vez desde que asumió el cargo de Papa en 2013 en la segunda mitad del año.
Un video de la reunión del lunes publicado por el Vaticano mostró a los dos hombres sonriendo y bromeando, y el presidente le dio regalos a Francisco, incluidas galletas argentinas que se dice que le gustan, dijeron funcionarios.
Milei también le dio un gran abrazo al Papa cuando se encontraron brevemente en la Basílica de San Pedro el domingo, con motivo de una misa papal en honor de la primera santa de Argentina.
Francisco había restado importancia a las críticas anteriores de Milei como retórica en el fragor de una campaña, y llamó al recién elegido presidente en noviembre para felicitarlo por su victoria.
El presidente pidió a Francisco que visitara Argentina, un viaje que el Papa de 87 años ha dicho que le gustaría hacer.
Milei y el Papa Francisco nacieron en Buenos Aires pero tienen visiones diferentes del mundo.
Uno es un economista liberal y escéptico del cambio climático que busca desregular la economía argentina; el otro, un defensor de los pobres que regularmente ataca el poder de los mercados financieros y culpa a la humanidad por el calentamiento global.
Después de sus conversaciones, Milei se reunió con el secretario de Estado del Vaticano, Pietro Parolin, y con el ministro de Asuntos Exteriores de facto, Paul Richard Gallagher.
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