N’Golo Kanté, el jugador más humilde del mundo

N'Golo Kanté celebrando el campeonato de la Champions League
N'Golo Kanté celebrando el campeonato de la Champions League.

El mediocentro francés N’Golo Kanté, pasó de ser un recolector de basura junto con su padre, a uno de los jugadores más valioso del Chelsea F.C. Su carácter humilde le hace ser uno de los futbolistas más populares del mundo.

A sus 30 años, el centrocampista de contención no tuvo un inició fácil, pues pasaba inadvertido para los grandes clubes de Europa, debido a su baja estatura (1.68m).

Su trayectoria inició en la Ligue 2 con Boulogne durante la Temporada 2011-12, en la que perdió la categoría con el equipo.

Luego de un año en Tercera División, Caen repescó al Kanté para la Ligue 2 y durante la campaña 2013-14 -en la que ascendieron a Ligue 1; participó en todos los duelos en liga del equipo.

Sus grandes habilidades futbolísticas no pasaron desapercibidas y fue fichado por Leicester City como petición expresa para la temporada 2015-16.

A pesar de que, todavía le quedaban tres años en el Leicester, Chelsea decidió ficharlo y pagó 43.6 millones de dólares por sus servicios. En ambos clubes pudo levantar el título de la Premier League.

También se proclamó campeón con el Chelsea de la Europa League 2018-2019. A su vez, en Rusia fue una pieza clave para que la Selección de Francia, lograra conquista la Copa del Mundo.

El mundo adora a N’Golo Kanté

Hijo de inmigrantes, Kanté ha logrado demostrar que no olvida sus raíces. Marca la diferencia del resto de los futbolistas, sin proponérselo a través de sus gestos públicos.

El francés no es aliado de las extravagancias, pues adora su Mini Cooper, que tiene desde que llegó a Inglaterra, ni rastro de superdeportivos y tampoco desea uno nuevo, pues su automóvil cuenta con varias reparaciones.

El jugador trata de tener un detalle con todos, al punto de aparecer en una boda de un aficionado del Chelsea por sorpresa. En la celebración estuvo atendiendo a todos los invitados de una boda que quisieron hacerse una foto con él; disfrutando de un evento tan especial con gente que apenas conocía.

En 2018, perdió un tren que lo debía llevar a París, se fue a una mezquita en Londres y allí se encontró con un grupo de aficionados del Chelsea, con los cuales terminó viendo TV, cenaron y jugaron al FIFA en casa de uno de ellos.