El hombre más rico de Colombia Luis Carlos Sarmiento Angulo se refirió a la nueva reforma tributaria a través de su empresa de inversión Corficolombiana.
Para Sarmiento Angulo la DIAN jugará un papel importante en esta nueva reforma, aunque para la corporación esta apuesta podría ser un fracaso.
La reforma incluiría un componente importante de gasto relacionado con la extensión del programa de Ingreso Solidario para 2021 y 2022; la ampliación del PAEF – el programa de apoyo a la nómina-, hasta diciembre de este año; el programa de matrícula cero para 700 mil estudiantes de pregrado de instituciones de educación superior y un programa de subsidio del 25% de un salario mínimo para la contratación de jóvenes de 18 a 28 años y de 10% para la población con empleos de hasta 3 salarios mínimos. Estos programas de gasto tendrían un costo de 4,1 y 7,9 billones de pesos para 2021 y 2022, respectivamente, y de 0,7 billones a partir de 2023.
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Por el lado del recaudo, se espera que el proyecto de ley reverse parcialmente varios de los cambios al estatuto tributario de la última reforma fiscal, la Ley 2010 de 2019 (Ley de Crecimiento) al aumentar la tasa del impuesto de renta de las empresas a un 35%, mantener el descuento del ICA en el pago de impuesto de renta en un 50%, y no 100% como contemplaba la reforma anterior, y una extensión a la sobretasa al sistema financiero por 3 puntos porcentuales hasta 2025.
Adicionalmente, se espera un ahorro en gasto público de 1,9 billones de pesos a partir de 2023 a razón de un programa de austeridad que limitaría el crecimiento de la nómina pública y recortaría gastos en viáticos, papelería y publicidad, entre otros. La reforma también incluiría una ambiciosa meta en aumento del recaudo asociado a lucha contra la evasión por 2,7 billones de pesos anuales.
Con estos anuncios el recaudo neto de la reforma sería negativo para este y el próximo año por 3,8 y 7,5 billones, respectivamente, y de 15 billones de pesos a partir de 2023 – aunque a esta cifra habrá que restarle el aumento en gasto asociado al Sistema General de Participaciones (SGP), debido al incremento en recaudo del Gobierno Nacional Central (GNC), lo que podría reducir el recaudo neto en aproximadamente 2,4 billones a partir del 2023.
Este proyecto de reforma no tiene el carácter estructural del anterior, que finalmente no fue viable por la coyuntura socio-política del país. La reforma tiene la virtud de acompañar la recuperación económica con los programas de gasto y de subsidio al empleo, pero en materia de recaudo deja al país en una senda fiscal frágil, que probablemente tendrá que ser corregida por el siguiente Gobierno. El programa de austeridad es bienvenido y ha sido una demanda constante de muchos ciudadanos, pero podría haber algún esfuerzo en 2022 y no es claro que con las medidas anunciadas se alcanza un recorte de casi 2 billones de pesos anuales.
Adicionalmente, a la lucha contra la evasión y la fiscalización, de casi 3 billones, se le suma a una ya ambiciosa meta de recaudo adicional por la introducción de la factura electrónica y mejoras en la eficiencia de la DIAN por un valor de 0,8% del PIB en 2022 y 1,4% del PIB a partir de 2023, unos 10 billones en 2022 y 18 billones en 2023.
Así las cosas, buena parte de los ingresos esperados en los próximos años provienen de ganancias en la eficiencia de la DIAN y en su capacidad de luchar contra la evasión. Todo esto en un contexto donde el país vio frustrada una vez más la posibilidad de rebalancear su estructura tributaria, que descansa desproporcionalmente en los impuestos de las empresas formales, y no en las personas naturales, con sus conocidos efectos sobre formalidad, empleo e inversión.
Además de la fragilidad de estos supuestos optimistas sobre la gestión de la DIAN, la senda de la deuda pública puede verse negativamente afectada por una normalización en los niveles de las tasas de interés de los mercados internacionales, en la medida que las economías desarrolladas, en particular la de Estados Unidos, continúen en su proceso de recuperación económica y persistan las presiones inflacionarias, que llevaría a los Bancos Centrales a nivel global a retirar buena parte de la liquidez y aumentar tasas en los próximos años.
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