La periodista y columnista Victoria Eugenia Dávila Hoyos, más conocida como Vicky Dávila, se encuentra en el centro de la controversia tras ser mencionada en una columna referida a su familia política y a los supuestos nexos que estos han tenido con paramilitares y grupos criminales a lo largo de los años.
El blog de Gener Usuga, activista político colombiano, destaca un artículo titulado «La banda de los Gnecco» donde se explica a fondo la relación que existe entre la periodista con el polémico clan, a raíz de su matrimonio con José Emiro Gnecco en el 2008.
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¿Quiénes son los Gnecco?
Se trata de una familia de inmigrantes italianos que llegaron a Colombia en el siglo XIX para establecerse en el departamento de La Guajira, por lo que es considerado un clan «Italo-Wayú».
El clan Gnecco Cerchar, ha estado vinculado durante años con los delitos de contrabando, crimen organizado, comercio ilegal marítimo, paramilitarismo, narcotráfico y lavado de activos.
Se dice que amasaron su fortuna mediante el comercio ilegal en la frontera Colombo-Venezolana e invirtieron el dinero obtenido de sus actividades ilícitas en ganadería, comercio y bienes raíces.
Pese a que algunos miembros de la familia alcanzaron una posición social acomodada debido a su formación profesional, siguieron colaborando con las actividades ilegítimas de la familia.
Hacia la década de los 90, la familia Gnecco logró permear en el mundo de la política colombiana en el sur de los departamentos del Cesar, La Guajira y Magdalena.
Desde allí, y debido a su posición económica privilegiada, hoy son una de las familias más influyentes del Caribe colombiano, interviniendo en las elecciones de algunos miembros del Congreso de la República y personalidades burocráticas, y manejando contrataciones a nivel nacional.
El pasado censurado
El blog de Usuga asegura que gracias a las conexiones de los Gnecco con grupos paramilitares como las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, grupos guerrilleros como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC, y otros grupos al margen de la ley, como la banda criminal «Los curicheros», han incurrido en la intimidación para mantener el control político y económico.
Algunos medios los han comparado con la temida familia mafiosa italiana Los Corleone, descrita en el libro de Mario Puzo, El padrino.
Mantuvieron enfrentamientos a lo largo de los años con el Cartel de La Guajira por el control político, económico y territorial en el departamento, mientras que en el Cesar y Magdalena, tiempo después de haberse relacionado con las AUC, se enfrentaron a Rodrigo Tovar Pupo, alias Jorge 40.
En el 2001, el jefe paramilitar asesinó al jefe del clan Gnecco, Jorge Gnecco Cerchar, quien tuvo que legar el liderazgo familiar a Cielo, Nelson Gnecco Cerchar y José Alfredo Gnecco Zuleta.
También se les señala de participar en la compra de votos y, en las zonas en las que tienen influencia, han apoyado las campañas políticas de personalidades como César Gaviria, Ernesto Samper, Horacio Serpa, Germán Vargas Lleras, Juan Manuel Santos y el actual presidente de Colombia, Iván Duque Márquez.
Lucas Gnecco Cerchar se convirtió en gobernador del departamento del Cesar durante dos periodos, antes de ser condenado por corrupción y paramilitarismo. Se dice que malversó cerca de $10.000 millones de pesos que habían sido destinados a la educación de los niños de bajos recursos en el departamento.
Relación de Vicky Dávila con los Gnecco
Este mismo (Lucas Gnecco), sería el suegro de la periodista Vicky Dávila, que en 2008 contrajo matrimonio con su hijo, el médico oftalmólogo José Emiro Gnecco.
Según asegura el portal «Protagonistas», la historia se remonta al año 2003, dos años después de que la periodista sufriera la muerte de su primer esposo, Juan Carlos Ruiz.
Se dice que estando en medio de sus labores, un hombre se le acercó asegurando que tenía un amigo que había sido liberado hace poco de un secuestro de más de un año por parte de la guerrilla de las FARC.
Aseguraba que el hombre deseaba conocer a la periodista luego de haberla escuchado por largo tiempo durante su cautiverio, a lo que Dávila respondió afirmativamente entregándole su tarjeta personal.
Tras conocerse, Gnecco y Dávila iniciaron una relación y luego de 5 años de noviazgo contrajeron matrimonio.
«José Emiro fue secuestrado por desconocidos en el sur de Bogotá a las afueras del Hospital donde laboraba como médico. Tiempo después fue liberado y contrajo matrimonio con la periodista Vicky Dávila en 2008, convirtiéndose en nuera de Lucas Gnecco y Lucas Gnecco en el suegro de Dávila.
Tuvo contratos con la alcaldía de Bogotá que incluyeron los contratos No. 77-13 del 4 de febrero del 2013 (OPS-775-12 más adiciones); el contrato No. J-003-14 del 30 de enero del 2014 y el contrato No. OPS-J008-15 del 5 de febrero del 2015.
Uno de los contratos tuvo un monto de $1.127 millones de pesos en contratación con el Hospital La Victoria III Nivel de Bogotá y su objeto social fue “prestación de servicios médicos especializados en Oftalmología”
Indica Usuga.
- El show mediático de Vicky Dávila para limpiar su imagen ante la opinión pública
La publicación de la columna sobre la familia del esposo de la periodista ha causado polémica debido a que se considera que la rudeza con la que enfrenta a personalidades cuestionadas en sus entrevistas y columnas de opinión, no concuerda con el silencio que Dávila ha mantenido sobre su familia política y su reprochable historia.
Algunos incluso han calificado su trabajo como periodista, como una forma de mantener oculto e impune el pasado la familia de su esposo, desviando la atención de los delitos cometidos y evidenciando lo que muchos han considerado «su doble moral e hipocresía».
Algo que se hizo evidente en su columna sobre «La banda del Pajarito» donde señala a los que la critican en redes como sicarios morales y lanzando comentarios despectivos relacionados con ciertos rasgos como «barbudos» y «tatuados».
Las respuestas de rechazo a su columna por parte de los twitteros no se hicieron esperar.
El activista Gener Usuga terminó su artículo señalando que Dávila trae consigo un legado criminal, la maldición de la ambición y un silencio cómplice.
«La sangre de su descendencia lleva consigo el legado criminal transmitido por sus abuelos, tíos y primos, al igual que el silencio cómplice de sus progenitoras. Por esta razón el Clan Gnecco está destinado a continuar transmitiendo la herencia de sangre de generación en generación, nadie, incluida ella, la periodista, han querido romper con tal maldición de ambición por el poder y el dinero»
AMÉN.