Cae la noche en el 25 quai de l’Oise de París, en la sala de la asociación la Vache Bleue ubicada en una bodega bajo el ferrocarril que atraviesa en este invierno la fría ciudad luz, suenan los acordes de una guitarra que interpreta la canción Ánsar de un nombre desconocido para muchos, pero conocido para los boyacenses que vivimos en la tierrita en los años 90, el del canta autor Juan Carlos Medina Cortés.
El hombre comparte los sentimientos de muchas cosas cotidianas, pero es el mismo hombre el que se mueve, es el mismo amor a la humanidad el que se mueve, la música es universal, Silvio Rodríguez en una entrevista en 1984 antes de cantar junto a Pablo Milanés en Buenos Aires Argentina se refirió a cómo compuso la canción “Ojala” a una novia cuando estaba en el servicio militar y tenía 18 años, luego se dejaron de ver y por el recuerdo y la añoranza de aquel amor, nació esta canción, como todo lo bello que se ha construido en la humanidad, siempre ha nacido del amor.
América latina es una cultura diversa que lleva la música y el ritmo en la sangre, es un pueblo que ha encontrado en la canción una manera de expresar su sentir, amor, pasión, pero también su dolor, opresión y su realidad. Una realidad que históricamente ha sido golpeada, vapuleada y menospreciada.
Silvio Rodríguez nació el 29 de noviembre de 1946 en San Antonio de los Baños, un pueblo cerca de La Habana. Según cuenta el propio Silvio Rodríguez, posiblemente su afición por la música le llegó gracias a su madre, que siempre andaba cantando boleros y sones santiagueros.
La música protesta nace de un pueblo que lucha, que crea una narrativa desde la resistencia, que se expresa y busca generar conciencia, despertar al que está a su lado y sumarlo a la lucha social desde su propia trinchera ante un sistema que vulnera todos los derechos, incluso los derechos fundamentales de los artistas, como pasa en Colombia, donde muchos de ellos mueren en el olvido.
“A donde van las palabras que nunca vivieron, ser un hombre feliz y pedir perdón a la felicidad”, son algunas de las letras del poeta cubano que sin duda fue un referente para la música de Tucho Medina. Hace 24 años a miles de kilómetros de Reims, la ciudad en la cual hoy escribo este artículo, en Sogamoso Boyacá, conocí al cantante que hoy acompaña muchas tertulias en Europa aun cuando él lo desconozca, la grandeza del arte es su manera invisible de volverse universal, caminábamos por el parque el laguito, entonces me invitó a su casa ubicado en este emblemático sector de la ciudad del sol y del acero.
Su madre, una señora con amor en sus ojos, nos ofreció un delicioso café, yo era un joven que no llegaba a los 20 años y quería conocer más del artista que en su momento era la sensación en toda la ciudad.
Sogamoso para entonces era una ciudad pujante por la revolución industrial. El bar de Lisímaco, siempre estaba full, Tucho era el alma de la identidad artística de una generación, la industria musical ya era compleja, fenómenos como la pallola no permitían a los buenos artistas dar a conocer su talento, las emisoras ya cobraban por programar canciones, MTV era una cima inalcanzable para cualquier artista de provincia, la esencia de este artista se convirtió en un ítem cultural de una época.
La canción de protesta, como género en américa latina, nace entre las décadas sesentas en medio de las dictaduras de Argentina, Uruguay, Chile, o Cuba e incluso México; Colombia por supuesto no ha sido un país lejano de los abusos del poder.
Para la primera década del 2000, Sayco ya se enriquecía con la corrupción, impuestos cobrados por derechos de autor para los músicos que nunca llegaban a los artistas, aunque ya existía el Festival Internacional de la Cultura FIC, los recursos del palacio de la torre eran lejanos para apoyar el talento local por el afán desmedido de los políticos de contratar artistas internacionales, sin dar el más mínimo empujón a los talentos de su territorio, aun en estos tiempos es igual, miles de millones terminan en paraísos fiscales de los políticos que han gobernado a Boyacá en los últimos ocho años.
Recuerdo por aquellos tiempos, como un día Tucho Medina llenó el recién construido coliseo de Paipa con la emisora Radio K, su concierto fue sensacional, su música mágica se pasaba en CD´S quemados, sonaba en la radio comunitaria Sol estéreo y 93.1 FM emisora de RCN en la época logro llegar a los primeros lugares.
Recuerdo aquel día, que Natalia Paris llegó a unas ferias del sol y del acero y lo invito a acompañarla en la comparsa, el no dudo un segundo en decirle que prefería estar junto a su esposa, un hecho anecdótico en la época. Por esos días, con la producción de Calixto Raúl Araujo se realizó la grabación de un trabajo discográfico ‘Locos del Parque’.
Hoy 24 años después, la vida es el arte del encuentro, Néstor Augusto Pongutá Puerto reconocido periodista internacional, quien se desempeño como agregado cultural de Colombia en Italia y publicó el libro un tinto con el Papa con la editorial Planeta, en New Radio Internacional le hizo un homenaje a Tucho Medina desde Roma, con la canción fantasmal, “los arreglos de guitarra son míos realizados con esta misma guitarra hace unos 20 años” agrega el periodista en el video de Youtube el ex corresponsal de la W en Italia, quien canta con el corazón desde Roma la canción de Tucho Medina.
El pasado 19 de diciembre del 2023 Tucho Medina realizó una presentación de despedida en la cual recito el siguiente verso: “Voy a arrancar de sus llamas la que se vuelva en mi voz, árbol donde reposar, y encontraré chocando las estrellas, el golpe seco que me mantenga vivo y así no ver como nazco en el olvido o en la ilusión que se perdió en un domingo”. Aproximadamente escribió 400 canciones en toda su carrera musical.
En paralelo, hoy Silvio Rodríguez ha compuesto más de 500 temas y es conocido en todo hispanoamérica, E.E.U.U., Europa y África. Su influencia sobre toda una generación de artistas entre ellos el boyacense Tucho Medina.
Girasol, es otra canción del canta autor boyacense que es recordado en distintos lugares del mundo, sus letras un poco sociales, también románticas, construyen la imagen de un tiempo, los anhelos de una sociedad y la narrativa del amor de una generación.
Su música suena en el Festival de Cine de Cannes 2024 con el cortometraje de Mujer Mariposa, sus letras y música son de gran valor artístico, tocan el alma, los sentidos y la piel. Tucho Medina, marco una generación de la música en Colombia, en algún momento Ricardo Arjona estuvo interesado en alguna de sus letras sin embargo nunca se llego a una negociación.
Tucho es un verdadero maestro, no cree en las instituciones de derechos de autor, considera que la música es universal y el arte es de todos, su música tiene identidad, Silvio tiene su identidad, cada artista tiene su propio pincel, aunque existan referentes y se compartan aires de inspiración, “no quiero robarte los días, no quiero quitarte el tiempo, ni enredarme en tus pensamientos, ni ser parte de tu voz… Descubrir el sol por la mañana, pero entrar por la ventana, tu cuerpo a mi lado, tu cabello enredado, en el mío” es una de las letras de su historia, que como el templo del sol, permanecerán siempre en la memoria de un pueblo, mientras con el viento se reproduce con otras guitarras, en el viejo continente.