
La industria de los juegos de azar en línea, también conocida como iGaming, está ganando terreno en Latinoamérica. Los rápidos avances tecnológicos están facilitando la expansión de esta nueva interpretación del ocio en el continente bañado por cuatro océanos. Sin embargo, surge la siguiente pregunta: ¿están las diferentes naciones preparadas para afrontar este cambio de dinámica desde un punto de vista regulatorio?
Explorando la diversidad del panorama normativo
Si bien los países latinoamericanos tienen algunos aspectos en común, su heterogeneidad se hace especialmente visible en el perfilamiento de sus marcos regulatorios. Al tratarse de una forma de entretenimiento de origen reciente, algunos estados aún están tratando de averiguar cómo aplicar las leyes al mundo de los juegos online.
Colombia, por ejemplo, ha sido pionera en este campo. Desde 2016 cuenta con una normativa que se aplica en todo el territorio nacional. Por otro lado, países como Argentina no parecen disponer de un sistema centralizado, siendo las provincias las encargadas de definir y aplicar sus propias leyes. En algunas regiones del continente hay todavía algunos detalles que perfeccionar. Por ejemplo, la situación del casino en Chile aún se encuentra en desarrollo en cuanto a la regulación de los juegos en línea se refiere. Y si hablamos de historia reciente, nos encontramos con el caso de Brasil. Este año, imponiendo licencias y altos estándares de control, se ha consolidado como uno de los mercados más importantes de Latinoamérica.
Cómo la tecnología impulsa el crecimiento del mercado
El creciente acceso a Internet, así como el avance de los dispositivos móviles, ha disparado las cifras de usuarios latinos que se calzan las botas y acceden a diario a las plataformas de iGaming. Las apuestas deportivas, los juegos con crupier en vivo y el póker se encuentran entre las experiencias más buscadas.
Por otra parte, cada vez más operadores de casinos online deciden integrar métodos de pago locales, como Nequi, Mercado Pago o Pix, e incluso ofrecen la posibilidad de usar criptomonedas como divisa para efectuar las transacciones. Esto, además de promover la seguridad, también fomenta la necesidad de innovación para poder diferenciarse en un ámbito tan competitivo.
De retos a oportunidades
Un desafío clave al que se enfrenta Latinoamérica es el de definir una reglamentación clara y unificada para una industria que avanza a pasos de gigante. Riesgos como el fraude o el blanqueo de capitales podrían verse ampliamente reducidos a lo largo y ancho del continente a través de una potencial cooperación transfronteriza.
Naciones como Colombia o Brasil, con sus altos estándares, podrían sentar las bases y servir como ejemplo para países como Chile, donde aún se están debatiendo y perfilando algunos aspectos. De esta manera, toda la región podría beneficiarse de la creación de empleo o del aumento de ingresos públicos. Así, este progreso favorecería el crecimiento económico en toda la región geográfica.
El avance regulatorio y tecnológico que vive el iGaming en el continente americano tiene todo el potencial para transformar la industria del ocio en las próximas décadas.
