Bicéfalos | Pluralistas

Una serie de hechos han llamado mi atención hasta el punto de querer pronunciarme de esta manera, he visto durante algunos días la unión de varias personas que buscan respuesta ya que recibieron un reportaje de Vicky Dávila a sus correos y celulares, razón por la cual impulsaron varios hashtag y un proceso legal con el fin de obtener respuesta pues no dieron su consentimiento para recibir esa información.

Hasta ahí es una historia más en los muchos sucesos diarios, pero la respuesta exacerbada de la periodista en una columna de la revista Semana me movió a repensar esta situación. A lo largo del escrito se despacha en calificativos y sentencias, y paso a paso se va afirmando gracias a esa descripción, allá, entre aquellos que se atreven a cuestionar, están los sicarios de la moral, les atribuye una trinchera y armas, un escenario en el que ella recibe el fuego de quienes buscan oportunismo, fama, y sangre. Tal vez Vicky, nos quiere llevar con eso a su terreno, a un juego de lenguaje en el que ella ya se ha situado del lado que ostenta la verdad, y desde lo alto, señala.

Cuando menciono que nos quiere llevar a su terreno, hablo de un juego que acostumbran, ya sea en la prensa o en la política, es el juego del enemigo. Consiste en afirmar un contrario, una antítesis de sí, por eso es enfática en la descripción, para crear dos bandos con “caracteres precisos y separados” como diría Parménides.

De un lado los sicarios morales, que atacan, odian, destruyen, son vulgares y demás. Diré que es una jugada hábil ya que se define a sí misma como lo contrario a la descripción dada, también tiene una trinchera, del otro lado, está ella.

Es peligroso caer en ese juego, porque Vicky ahora está adelante guiando y señalando, como ha creado un mundo a imagen y semejanza, ella, y solo quienes compartan su lado de la trinchera, son quienes irán en cruenta batalla contra los sicarios, los vulgares, los persecutores. Con la denuncia de un enemigo se fortalece y ahora tiene un campo para la validez de sus ideas,  y también, para neutralizar las opiniones de quienes le contradigan o cuestionen.

No nombré de manera fortuita a Parménides, es intencional, pues en el siglo IV a. C. el filósofo eleata describió tres vías para el conocimiento, en la primera está la realidad, lo que sucede, los hechos y es la aconsejada.

La segunda vía, la del error, donde algo no es, es impracticable, pero la tercera es la verdaderamente peligrosa, pues se basa en la opinión de los hombres. Doxa, le llamaban los griegos, la doxa es opinión que busca reemplazar la realidad con un fin en específico. Como el escrito de Vicky que pongo en cuestión. Así las cosas, ese escrito que enmarca muy bien una “llamada banda del pajarito” no es otra cosa que el tercer camino del que advierte el poema de Parménides.

Arriba escribí que había sido movido a repensar lo que sucede, los hechos que aparecen delante. Cuando hago eso recuerdo el consejo de Bertrand Russell, “nunca te dejes desviar, ya sea por lo que quieras creer o por lo que piensas que te traería beneficio si así fuera creído. Observa única e indudablemente sobre cuáles son los hechos” el inglés hace un llamado a observar los hechos, a partir de ellos sin desviarse movido por las creencias o los beneficios, a transitar por la primera vía. Ir por ese lugar es difícil, exige, reta, nos llama a estar consientes y ser críticos, y me atrevo a decir que ese es el mayor de los miedos de Vicky y lo que ella representa, pues está acostumbrada a vivir en un mundo de “bicéfalos, que marchan errantes en todas direcciones porque es la perplejidad la que en el pecho de estos dirige (…) así se ven llevados de aquí para allá, sordos, ciegos y llenos de asombro, como turba indecisa” mientras ella va en el frente, legitimándose al señalar y describir lo que es contrario a ella.

No quiero caer en el juego de Vicky, legitimarme a costa de criminalizar a quien piensa diferente y se atreve a pronunciarse. Mi fin es dejarle en claro a esa señora que no soy lo que ella dice, que nosotros, los que pensamos diferente, lo hacemos desde la razón y los hechos, argumentamos y nos apoyamos en raciocinios para afirmar algo, y la invito a responder a los cuestionamientos claros y objetivos: “¿De dónde salieron los recursos para pagar? ¿Cómo obtuvieron nuestros datos? ¿Por qué las personas y empresas envueltas, en este escándalo, no declaran públicamente su rechazo al tratamiento ilegal de nuestra información personal? ¿No les importa?”

Escrito por: Santiago Taylor

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