
La ciudad de Barranquilla enfrenta una grave crisis de salud pública que enluta a varias familias. El número de personas fallecidas por el consumo de licor adulterado en el sector de El Boliche, en el corazón del Centro de la ciudad, se ha elevado a 11.
La tragedia, que comenzó a desarrollarse en la tarde del martes 23 de septiembre, también deja un saldo preliminar de al menos cuatro personas en delicado estado de salud, quienes luchan por su vida en centros asistenciales.

Una tragedia por consumo de alcohol adulterado
Las víctimas ingirieron una bebida artesanal, conocida popularmente como ‘cococho’, que desencadenó una intoxicación masiva con consecuencias fatales.
Las autoridades confirmaron que este licor que se vendía por solo $2.000 pesos la botella.
Este nuevo caso de intoxicación masiva ha puesto en alerta máxima a las autoridades sanitarias y a la Policía Metropolitana de Barranquilla, quienes han intensificado los operativos en la zona para dar con los responsables de la producción y comercialización de este veneno.
Según las primeras indagaciones de la Policía, la primera víctima en presentar síntomas graves habría sido el mismo hombre que preparó y distribuyó la bebida artesanal entre los afectados. Nicolás Manuel Medrano, quien ingresó al Hospital General de Barranquilla sobre las 4:30 de la tarde del y falleció una hora después.
El médico toxicólogo Agustín Guerrero, aseguró que los pacientes presentan una «acidosis metabólica severa», un cuadro clínico que surge a raíz del consumo de alcohol, metanol o industrial.
«Todos llegaron en estado de coma, con alteraciones metabólicas graves y compromiso del sistema nervioso», afirmó el especialista.
Se conoció que la mayoría de los pacientes intoxicados son personas en condición de calle, y en sus pruebas toxicológicas también se hallaron sustancias psicoactivas. Muchos fueron trasladadas al Nuevo Hospital Barranquilla, donde se confirmó que habían consumido licor adulterado.
La Policía está haciendo recorridos por el sector para «poder determinar si algunos están consumiendo licor en este momento y que no se nos incremente el número de personas fallecidas».

Una tragedia que revivió el pasado
La historia reciente de la ciudad está marcada por una tragedia similar de proporciones aún mayores.
Hace 21 años, en mayo de 2004, Barranquilla vivió uno de sus fines de semana del Día de la Madre más trágicos. En aquella ocasión, el consumo de un licor de fabricación casera, también adulterado, provocó la muerte de al menos 19 personas y dejó a cerca de 54 más con secuelas graves por la intoxicación.
Aquel suceso conmocionó a la comunidad y evidenció la peligrosidad de un mercado negro que, lamentablemente, sigue cobrando vidas dos décadas después.
Las autoridades de salud han emitido una alerta urgente a la ciudadanía para que se abstenga de consumir licores de dudosa procedencia, especialmente aquellos que se venden a precios muy por debajo del mercado en establecimientos no autorizados o de manera ambulante.
Los síntomas de intoxicación por metanol, el componente tóxico usualmente presente en el licor adulterado, incluyen dolor de cabeza intenso, mareos, visión borrosa, dolor abdominal agudo, dificultad para respirar y convulsiones.
Ante la aparición de cualquiera de estos signos después de haber ingerido alcohol, la recomendación es acudir de inmediato al centro de salud más cercano, ya que una atención médica oportuna puede ser la diferencia entre la vida y la muerte.
La Secretaría de Salud Distrital ha habilitado canales de atención para orientar a la comunidad y recibir denuncias sobre puntos de venta de licor fraudulento.
El consumo de licor adulterado, ‘cococho’, es una problemática persistente en Barranquilla y otras zonas del país.
A pesar de los constantes esfuerzos de las autoridades por desmantelar las redes que fabrican y venden estas bebidas mortales, su bajo costo lo convierte en una opción atractiva para personas en situación de vulnerabilidad, quienes desconocen el riesgo letal que asumen con cada sorbo.
Esta práctica ilegal no solo representa un grave problema de salud pública, sino también un desafío de seguridad y control para la administración distrital. La emergencia sanitaria actual trae a la memoria de los barranquilleros uno de los episodios más oscuros relacionados con el consumo de bebidas fraudulentas.
Redacción Nación Pluralidad Z.
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