
El día miércoles, Ciudad de México vivió una tragedia, el aire que respiraban los habitantes de Iztapalapa, al oriente de la Ciudad de México, se convirtió en una bola de fuego incandescente. No fue un terremoto ni un cataclismo natural. Fue una explosión que brotó del corazón de una pipa de gas, un evento que dejó a su paso un rastro de muerte, heridos y una comunidad entera sumergida en el terror y la incertidumbre.
Este incidente, que las autoridades rápidamente catalogaron como un lamentable accidente, es en realidad un síntoma doloroso de una enfermedad sistémica: la falta de regulación, la precariedad de la infraestructura y, sobre todo, la indiferencia ante el riesgo que se cierne sobre los más vulnerables.

Un estruendo que sacudió la ciudad
De acuerdo con la Fiscalía, que transportaba 49.500 litros de gas LP, se volcó en una curva cerca del paradero de Santa Marta, cerca de los límites entre la capital mexicana y el Estado de México.
La volcadura ocasionó una fuga en una línea de distribución y una acumulación de gas que derivó en una fuerte explosión e incendio, la onda expansiva dañó 32 vehículos.
Los reportes iniciales hablaron de decenas de heridos y múltiples fallecidos, pero el número de vidas afectadas es incalculable.
Algunos testigos captaron en video una nube blanca que comenzó a expandirse segundos antes del estallido, lo que desató el pánico entre peatones y usuarios del transporte público que se encontraban en la zona.
La tragedia sacudió los cimientos de una zona densamente poblada, donde las casas se apiñan una al lado de la otra y las calles, angostas, apenas permiten el paso. La explosión de la pipa de gas en Iztapalapa no solo destruyó viviendas y vehículos; pulverizó la sensación de seguridad que, con tanto esfuerzo, construyen las familias en sus barrios.

El pánico se apoderó de quienes percibieron el peligro, pero sus advertencias se ahogaron en la velocidad de la tragedia. La deflagración final consumió lo que encontró a su paso, transformando la tarde en un infierno naranja.
El heroísmo espontáneo de los vecinos que rescataron a heridos de entre los escombros contrasta con la lenta reacción inicial de las autoridades, quienes demoraron en acordonar la zona y en emitir comunicados claros sobre la magnitud del desastre.
Las autoridades reportaron que, hasta la mañana de ayer jueves, el saldo preliminar es de ocho personas fallecidas y 70 heridos que aún son atendidas.
Entre los heridos fueron trasladados a diferentes hospitales se encuentran al menos 13 menores y cuatro bebés de entre seis meses y un año.
De los 70 heridos, 19 ya fueron dados de alta, mientras que 22 permanecen en estado crítico. La mayoría de las víctimas sufrieron quemaduras de segundo y tercer grado.
Más allá de la explosión: la cadena de responsabilidades
Mientras las imágenes del caos recorren las redes sociales, surgen preguntas inevitables. ¿Quién es responsable de garantizar la seguridad de estos vehículos? ¿Cuál es el historial de mantenimiento de esta pipa de gas? ¿Existen regulaciones adecuadas para el transporte de gas en una megalópolis tan densa?
La empresa detrás del camión, que opera con permisos otorgados por el Estado, tiene la obligación moral y legal de responder por los daños. No obstante, las investigaciones oficiales, a menudo, se limitan a culpar a un error humano o una falla mecánica, sin profundizar en la complicidad institucional que permite que estas condiciones de riesgo persistan.
La Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México, abrió una investigación para determinar las causas del siniestro y determinar responsabilidades.
Señaló en un comunicado que en el lugar «Trabaja personal pericial especializado en criminalística, fotografía, química, incendios y explosiones, hidrosanitarias, hechos de tránsito, video, mecánica y seguridad industrial, con el objetivo de recabar los primeros indicios y determinar la causa de lo ocurrido».
La pipa pertenecía a la empresa Transportadora Silza, del Grupo Tomza.
Según la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente, un organismo de la Secretaría de Medio Ambiente federal de México, aseguró que la unidad no contaba con una póliza de seguro vigente, ya que venció en junio de 2025.
#ZCN I Así quedaron las unidades tras la explosión de una pipa que transportaba gas LP este miércoles, en la alcaldía Iztapalapa de la Ciudad de México. pic.twitter.com/pu5U7CrUNG
— Zona Cero Noticias Edoméx (@zonaceroedomex) September 10, 2025
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