Jonathan Malagón de Asobancaria advierte que debilitar a la banca es fatigar al gregario

Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, durante el 23º Congreso de Derecho Financiero
Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, durante el 23º Congreso de Derecho Financiero. Foto: Cortesía.

En el ciclismo, existe una figura heroica y a menudo anónima: el gregario. Es el ciclista que marca el ritmo, rompe el viento y se sacrifica para que el líder del equipo pueda llegar al podio y reclamar la victoria. Sin él, el triunfo sería imposible. Utilizando esta poderosa analogía, Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, describió durante el 23º Congreso de Derecho Financiero el estado actual del sistema financiero colombiano: un gregario indispensable para la economía, pero que hoy sufre de una profunda fatiga por el peso de la sobrecarga, la inestabilidad y la represión.

Malagón fue enfático al señalar que, al igual que en el ciclismo de élite, donde el líder puede cambiar, la economía colombiana ha tenido diferentes sectores en el podio, desde el cafetero hasta el minero-energético. Sin embargo, el gregario, el sistema financiero, ha sido una constante. Este motor silencioso, según el líder gremial, está siendo deliberadamente debilitado por tres factores que componen lo que él denominó «la fatiga del gregario»: la sobrecarga tributaria, la inestabilidad jurídica y la represión financiera.

Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, durante el 23º Congreso de Derecho Financiero
Jonathan Malagón, presidente de Asobancaria, durante el 23º Congreso de Derecho Financiero. Foto: Cortesía.

La fatiga del gregario: ¿qué debilita al motor de la economía?

La sobrecarga tributaria es, quizás, el factor más asfixiante. El sector financiero en Colombia enfrenta una tasa de impuesto de renta del 40%, la más alta entre los países de la OCDE y la quinta a nivel mundial. Pero la cifra más impactante es el government take, es decir, la porción de las utilidades que se va directamente al gobierno a través de diversos impuestos. Este indicador alcanza un asombroso 58%.

«El 58% de lo que producen los bancos en Colombia se lo lleva el gobierno», sentenció Malagón, lo que convierte al Estado en el «accionista mayoritario» de facto de la banca. Para ponerlo en perspectiva, las utilidades generadas desde el 1 de enero hasta el 1 de agosto de cada año van íntegramente a las arcas públicas.

El segundo elemento es la inestabilidad jurídica. En los últimos 12 meses, se presentaron 197 proyectos de ley con potencial afectación negativa para el sector financiero. Esto equivale a dos iniciativas diarias cada vez que el Congreso sesionó, una situación que Malagón describió no como «palos en la rueda», sino como «piedras al gregario».

Aunque reconoció la labor responsable de los congresistas que han frenado la mayoría de estas propuestas, la amenaza constante genera un clima de incertidumbre que frena la inversión y la planificación a largo plazo.

Finalmente, la represión financiera se manifiesta en políticas contradictorias. Mientras se promueve la euforia de los datos abiertos para la inclusión financiera, otras normativas, como la de «borrón y cuenta nueva», ordenan eliminar los historiales crediticios negativos cada cuatro años.

Malagón comparó esta práctica con borrar la historia clínica de un paciente: el más perjudicado es el propio paciente (el usuario del crédito), pues sin información completa no puede recibir el «tratamiento» financiero óptimo. A esto se suma el debate sobre la tasa de usura, que al ser relativamente baja en comparación con otros países de la región, paradójicamente, deja un amplio espacio para el peligroso crédito «gota a gota».

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A pesar de la fatiga, la banca sigue pedaleando por Colombia

A pesar de este panorama adverso, el discurso de Malagón no fue pesimista. Por el contrario, destacó cómo, a pesar de la fatiga, el gregario sigue pedaleando sin descanso por el país. La banca no solo marca el ritmo de la reactivación, sino que también corta el viento de la innovación y detiene a los verdaderos rivales de Colombia: la pobreza y la crisis climática.

Para marcar el ritmo, la iniciativa del «Pacto por el Crédito» ha sido un éxito rotundo, entregando $52 billones de pesos colombianos (de una meta de $55 billones) en créditos a sectores clave, impulsando una recuperación de la inversión que se ha dado fundamentalmente con deuda bancaria, no con capital propio. La cifra más elocuente es que en los últimos 12 meses, la banca ha entregado 9 millones de créditos a las pymes, lo que equivale a un crédito nuevo cada tres segundos, sin interrupción.

Para cortar el viento de la innovación, el sector invierte anualmente $1.7 billones de pesos colombianos en tecnología, una cifra que es seis veces superior al presupuesto total del Ministerio de Ciencia y Tecnología del país ($300 mil millones de pesos).

Esto se traduce en mayor seguridad, nuevos productos y avances como el directorio centralizado que, en solo dos meses, ya cuenta con 35 millones de «llaves» de transferencias registradas por 14 millones de adultos.

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Y lo más importante, la banca ayuda a detener al rival. Un estudio próximo a publicarse por Asobancaria revela que por cada billón de pesos que se presta, 7.000 personas salen de la pobreza en Colombia. El enemigo no es la competencia, es la pobreza, y el crédito es una herramienta poderosa para combatirla. De igual forma, en la lucha contra la crisis climática, el sector ya cuenta con una cartera sostenible de $134 billones de pesos colombianos, representando el 20% del total.

El mensaje final de Jonathan Malagón que la economía colombiana solo puede ganar si trabaja de la mano de su sistema financiero. Debilitar al gregario es una estrategia autodestructiva. La carrera hacia el desarrollo sostenible y la prosperidad social requiere un gregario fuerte, saludable y sin fatiga, que pueda seguir pedaleando con toda su fuerza para llevar al país entero hacia la victoria.

Redacción Economía Pluralidad Z.

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