La Industria Licorera de Caldas (ILC) aseguró una victoria comercial estratégica al recibir la autorización formal de la Gobernación del Valle del Cauca para comercializar su producto insignia, el Aguardiente Amarillo de Manzanares.
Este permiso, otorgado por un periodo de 10 años, permite a la destilería caldense entrar a competir de lleno en el tercer mercado de aguardiente más importante de Colombia, un movimiento largamente esperado por la compañía y los consumidores.
Aguardiente Amarillo llega al Valle del Cauca
La decisión administrativa pone fin a meses de incertidumbre y negociaciones tras un fallo judicial clave que reconfiguró el mapa de los licores en el país.
La entrada del Aguardiente Amarillo al Valle del Cauca es la consecuencia directa de una histórica sentencia de la Corte Constitucional. Hace casi nueve meses, el alto tribunal declaró la inconstitucionalidad del artículo 28 de la Ley 1816 de 2016, popularmente conocida como la Ley de Al.
Este artículo específico era el que permitía a los departamentos ejercer un control de entrada y restringir la comercialización de aguardientes producidos en otras regiones, protegiendo así sus monopolios rentísticos locales.
El fallo de la Corte redefinió el mapa de los licores en Colombia, argumentando que dichas restricciones violaban los principios de competencia y unidad de mercado.
Para la ILC, esta sentencia fue la llave maestra para acceder a territorios que, como el Valle del Cauca, se habían mantenido cerrados a su popular aguardiente. La autorización de la Gobernación del Valle es, por tanto, la materialización de esa decisión judicial, superando las «dificultades» que la ILC había enfrentado en la transición legal y administrativa.
Diego Angelillis Quiceno, gerente general de la Industria Licorera de Caldas, calificó la autorización como una «excelente noticia». El directivo destacó que esta apertura no solo beneficia a la empresa, sino también a la región que los acoge.
«Ahora los habitantes del Valle del Cauca también tendrán a su disposición el Aguardiente Amarillo de Manzanares, cuyo consumo contribuirá a generar más recursos para la salud y educación en el departamento», manifestó Angelillis Quiceno.
Cabe recordar que los licores nacionales pagan impuestos significativos (impuesto al consumo) que se destinan directamente a las arcas departamentales para inversión social, independientemente de dónde se produzca el licor.
Un año de cifras récord para la ILC
La ILC llega al Valle del Cauca en medio de un año financiero extraordinario, impulsado precisamente por la apertura de nuevas fronteras. El fenómeno del Aguardiente Amarillo ha sido notable.
Según cifras de la compañía, al cierre de septiembre de 2025, las ventas de este producto presentaron un crecimiento del 83,3% en comparación con el mismo periodo de 2024.
En total, se han comercializado 13,7 millones de unidades (reducidas a 750 ml) en todo el país. La inclusión del mercado vallecaucano es fundamental para cerrar un año histórico.
«Tenemos una proyección inicial de comercializar unas 600 mil unidades de Aguardiente Amarillo de Manzanares en el Valle de aquí a final de año», anticipó el gerente de la ILC.
Estos números son cruciales para la meta global de la compañía. «Lo que sin duda nos ayudará a consolidar el mejor año en ventas en la historia de la Industria Licorera de Caldas, en el que esperamos vender entre 45 a 48 millones de botellas, con unas utilidades récord de cerca de 75 mil millones de pesos», anotó el directivo.
Con la formalización de su presencia en el Valle del Cauca, la Industria Licorera de Caldas consolida su huella en el 98% del territorio colombiano. El Aguardiente Amarillo, que se ha convertido en un fenómeno de consumo, solo tiene pendiente su ingreso al departamento de Putumayo para lograr una cobertura total.
Redacción Economía Pluralidad Z.
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