
La Selección Colombia Sub-20 se alzó con una medalla de bronce en la Copa Mundial Sub-20 celebrada en Chile, tras vencer por 1-0 a su similar de Francia Sub-20 en un vibrante partido por el tercer lugar.
El gran protagonista de la jornada fue Óscar Perea, quien con un gol tempranero al minuto 2 de juego, aseguró el podio para el combinado tricolor en el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos. Esta victoria no solo sella una participación memorable, sino que desató una celebración eufórica, comparable a la de un título mundial, demostrando el compromiso y el corazón de este joven equipo.

El equipo dirigido por César Torres salió al campo con la determinación de cerrar el torneo con honores, y lo consiguió con creces. La celebración de los jugadores, con Perea a la cabeza, reflejó la importancia de este logro para el fútbol juvenil colombiano.
Una celebración con sabor a gloria en el Mundial Sub-20
El pitazo final desató la euforia total. Jugadores, cuerpo técnico y los hinchas presentes en el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos enloquecieron. Las lágrimas de alegría y los abrazos interminables demostraban que este tercer puesto es mucho más que un premio de consolación; es la confirmación de un proceso exitoso y la recompensa a un torneo donde Colombia compitió al más alto nivel.
Vencer a una potencia como Francia, favorita en el papel, le da un valor agregado inmenso a esta medalla de bronce. La Selección celebró este podio como si hubieran levantado la copa, y tienen toda la razón para hacerlo.
Un gol de camerino que valió un podio
El partido se definió prácticamente desde el vestuario. Apenas al minuto 2, Óscar Perea, el talentoso número 10 de la ‘Tricolor’, aprovechó una desconcentración en la zaga francesa. Con una definición precisa, Perea batió al portero rival y puso el 1-0 que sería definitivo.
Este «gol de camerino» cambió por completo el planteamiento del juego. Obligó a Francia a adelantar líneas y a buscar el empate desesperadamente, mientras que Colombia pudo manejar los hilos del partido con más inteligencia, apostando por la solidez defensiva y los contraataques.
El equipo de Torres supo sufrir cuando fue necesario y administrar la ventaja con madurez. Pese a la presión de ‘Les Bleus’ en la segunda mitad, la defensa colombiana y el guardameta se mostraron impasables.
Aunque las cifras de posesión favorecieron a Francia Sub-20 con un 55% frente al 45% de Colombia, la efectividad fue completamente cafetera. El equipo de César Torres demostró pragmatismo y contundencia. De los 6 remates totales de Colombia, 4 fueron directos al arco, exigiendo al guardameta galo. En contraste, Francia, pese a tener el balón, no logró traducir su dominio en peligro real, finalizando el encuentro con 4 remates totales pero, de manera sorprendente, 0 remates al arco.
La intensidad del partido por el tercer lugar también se reflejó en las faltas y las tarjetas. Colombia cometió 8 faltas y recibió 4 tarjetas amarillas, una muestra de la disciplina táctica y la agresividad con la que se disputó cada balón. Francia, por su parte, cometió 3 faltas y recibió 2 amonestaciones. Ambos equipos mantuvieron la paridad en tiros de esquina (3-3), pero la diferencia la marcó la única estadística que importa: el gol de Perea.

El camino de Colombia hacia el bronce
Este podio es el resultado de un torneo en el que Colombia fue de menos a más, mostrando un fútbol vistoso y valiente. Tras superar una fase de grupos complicada, el equipo demostró su talante en las rondas de eliminación directa. Aunque el sueño de la final se vio truncado en una semifinal reñida, donde quizás se mereció más, el grupo supo reponerse anímicamente.
La mentalidad de este equipo quedó demostrada en este último encuentro. Lejos de salir a jugar un partido de trámite, la Sub-20 lo afrontó como una verdadera final. El objetivo era no irse del Mundial con las manos vacías. Esta medalla de bronce es un testimonio de la resiliencia y el profesionalismo de esta nueva generación.
Si bien el fútbol es un deporte de equipo, es imposible no destacar la figura de Óscar Perea. El dorsal ’10’ no solo cargó con la responsabilidad creativa durante gran parte del torneo, sino que hoy se vistió de héroe absoluto. Su gol no fue una casualidad; fue el premio a la insistencia y al talento.

Perea, junto a otros pilares como la sólida defensa que supo anular a los veloces atacantes franceses, se consolidó como una de las grandes revelaciones del campeonato. Este tipo de actuaciones ponen a estos jóvenes en la vitrina del fútbol internacional, asegurando un futuro brillante para la Selección de mayores.
Esta Selección Colombia Sub-20 regresa a casa con la cabeza en alto y una medalla de bronce colgada en el pecho, que brilla como si fuera de oro. Es la prueba de que el talento juvenil colombiano sigue vigente y que, con procesos serios como el liderado por César Torres, se puede competir contra las máximas potencias mundiales. La celebración en el Estadio Nacional Julio Martínez Prádanos es el reflejo del orgullo de todo un país.
Redacción Deportes Pluralidad Z.
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