El cantante Diomedes Díaz es recordado por sus diferentes anécdotas y vivencias. Después de muerto, sigue generando interés entre el público del vallenato.
Cuando el periodista fallecido Ernesto McCausland lo entrevistó, el Cacique de la Junta reveló una anécdota en particular que le marcó en su carrera músical. También dijo que respetaba a su fanaticada porque muchos ahorraban la quincena para ir a verlo.
Diomedes Díaz y la fanaticada
A Diomedes Díaz lo esperaban hasta la madrugada, era un verdadero artista que fue cuestionado por los empresarios que lo contrataban, sin embargo, con su fanaticada era todo un amigo y ayudador.
- ¿Se cansa de tener a la gente encima?
Sí, pero qué pasa un desaire a un fanático, un seguidor, es que esto yo lo tomé como profesión y yo por ejemplo, le contesto mal a los seguidores o algo, tal vez el momento no lo sienta, pero después si me lo lleva una espinita y me va a mortificar mucho, me entendiste.
Porque yo soy consciente, no sé, me pongo a ver los esfuerzos que hacen para irme a ver, para ver un espectáculo. tal vez no para adorar a Diomedes Díaz, sino buscando la forma como de divertirse un poco, de salir de pensamientos, cosas y como está la situación hoy, no que solamente tragedia para las noticias que la luz que el agua que el teléfono que el banco, el embargo que la cosa, me entiendes.
A veces uno necesita un mensaje también porque no todo es trabajo oíste, todo el trabajo mira que hasta Dios, Jesucristo en su campaña necesitó música según la historia que le cantó al rey David, el único porque lo eligió él, porque la música tampoco es para todo el mundo, es un don de Dios, entonces pues cansa un poquito pero es la gente de uno.
Le interesa: A Diomedes Díaz le gustaba regañar en público a los coristas.
- ¿Hay alguna anécdota que recuerdes por un fanático?
Sí, es que no hay cosa más peligrosa que un fanático resentido, una vez en Fundación pues no sé yo venía saliendo, alguien me hizo así (jalan el suéter) porque lo que no me gusta es que me maltraten.
Pues hombre si me caracterizo por eso, la humildad que no es práctica, eso nació conmigo, quien me habla lo atiendo, pero que venga a jalarme la camisa, empujarme, a traer para acá para decirme que no sé cuándo, qué tal hasta ahí.
El señor como que se ofendió yo no sé qué qué tal, el pobre hombre se lo llevaron preso a la policía y después tuve yo ir a sacarlo, le dio un ataque, tuve que sacarlo, darle la fórmula y desde ese día me quedo callado.