El olor corporal es una característica natural del ser humano, pero cuando este cambia de manera repentina o adopta matices inusuales, podría estar revelando algo más que el resultado del sudor.
Según médicos especialistas, ciertos aromas pueden ser signos tempranos de condiciones de salud graves como la diabetes, enfermedades renales o infecciones.
El olor corporal te advierte sobre enfermedades
La doctora Anita Raja, médica de cabecera en Birmingham, ha tratado numerosos pacientes que consultan por cambios inesperados en su olor corporal.
“Un olor dulce y afrutado puede sugerir diabetes”, explicó. Este aroma está relacionado con altos niveles de cetonas en la sangre, un signo potencial de cetoacidosis diabética, una complicación peligrosa que ocurre cuando el cuerpo no produce suficiente insulina.
La diabetes, caracterizada por niveles elevados de azúcar en la sangre, también presenta otros síntomas como necesidad frecuente de orinar, pérdida de peso involuntaria y visión borrosa. Sin embargo, un cambio en el olor corporal puede ser una de las primeras señales que muchos ignoran.
Otros aromas también podrían estar indicando problemas serios.
El doctor Naveed Asif, de The London General Practice, señaló que un olor a pescado fuerte puede ser síntoma de trimetilaminuria, un raro trastorno genético conocido como “síndrome del olor a pescado”. También puede estar relacionado con infecciones urinarias.
Por su parte, un olor a moho podría revelar una infección por hongos. Estas afecciones varían desde casos leves como el pie de atleta, hasta situaciones críticas como la aspergilosis invasiva, que compromete órganos vitales.
Las señales cutáneas como enrojecimiento, descamación y picazón son comunes en estos casos.
Los problemas renales también se manifiestan a través del olor. Cuando los riñones no filtran correctamente, la urea se acumula y genera un olor similar al amoníaco.
Esto puede ser un indicio de insuficiencia renal, condición que requiere diagnóstico y tratamiento urgente.
Los especialistas recomiendan prestar atención si estos olores vienen acompañados de síntomas como fiebre, fatiga persistente, cambios en la piel o alteraciones en la micción.
Los exámenes médicos pueden incluir análisis de sangre, orina y hasta biopsias para detectar problemas metabólicos, infecciones o enfermedades autoinmunes.
En definitiva, aunque el olor corporal suele ser una molestia menor o algo cotidiano, no debe subestimarse. Podría ser el primer aviso silencioso de una enfermedad que aún no ha mostrado otros síntomas visibles.
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