El expresidente y exsenador Álvaro Uribe Vélez, sigue estigmatizando a los líderes sociales, señalándolos como comunistas adoctrinadores de niños y jóvenes, el más reciente caso es el que publicó en sus redes sociales, señalando al docente Jairo Buelvas de Chinú, Córdoba, como creador de odios, agitando la bandera del M19. Álvaro Uribe desde el Uberrimo y Twitter controla a Iván Duque.
“Ya está bien con este señor, en serio debe haber colombianos en su equipo que les expliquen LO PELIGROSO que puede ser esto para la vida de una persona en COLOMBIA”, exclamó indignada, una ciudadana colombiana, radicada actualmente en España.
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Los ciudadanos han solicitado en varias ocasiones a los administradores de las redes sociales, la cancelación de las cuentas del exmandatario, por considerar sus polémicas declaraciones contrarias a la filosofía que manejan las redes; destilando odios y exponiendo la vida de sus opositores con sus comentarios.
El gobierno de Uribe, que según sus opositores políticos ha trascendido a los gobiernos de Santos y al de Duque; se ha caracterizado por encontrar en sus oponentes políticos el enemigo interno que necesitan para legitimar sus políticas de seguridad nacional.
En la actualidad, se ha enfrascado en perseguir a los docentes del país, representados por la Federación Colombiana de Educadores – FECODE, a la Minga Indígena, entre otros; estigmatizándolos como comunistas que adoctrinan a los jóvenes con su odio de clases.
Ha sido tal el despliegue estigmatizador del expresidente que ha sido denunciado por varias organizaciones sociales en diferentes ocasiones, por el riesgo de sus declaraciones que son el resultado de querer perpetuarse en el poder.
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Los ciudadanos en las redes sociales expresan su preocupación por el aumento de asesinatos de líderes sociales como consecuencia de esta estigmatización, sin que el Estado haga nada para garantizar la vida y seguridad de ellos(as) y sus familias.
La experiencia del aumento de la violencia en el país, enseña que, los señalamientos de Uribe no sólo estigmatizan a la oposición, sino que trae consigo una solicitud de represión, que puede traducirse en asesinatos y desplazamientos de las familias y comunidades.
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