El sentido de la consternación | Pluralistas

De la historia de Colombia en los últimos 30 años, hay un capítulo que me genera bastante dolor y sobretodo consternación, que se ha ido olvidando a medida que los nuevos escándalos salen a la luz pública y que cómo la gran mayoría de los caminos oscuros de éste país, conducen al mismo núcleo de sanguijuelas que lleva décadas alimentándose de los recursos de la nación y que ha construido una corporación de sangre y muerte para mantenerse en la inmunidad.

No concibo la idea de que el Aparato NarcoParamilitar que consumió el estado y que usurpó el poder en éste país, haya silenciado la tragedia de los cientos de miles de muertes campesinas que su avance sanguinario fue cobrando, en la medida en que estableció un ideal ‘anti subversivo` mientras al mismo tiempo desinformaba a la opinión pública y llenaba de pan y circo a la sociedad.

Acá hay algo que ya está escrito y que es necesario resaltar para que se entienda correctamente la magnitud de la maquinaria. Los mismos que patrocinaron el funcionamiento de los emporios narco ganaderos de los años 80, e inicios de los 90, son los responsables de que esa doctrina de sangre y bala permanezca en Colombia.

Esa responsabilidad la tuvo el gobierno de Álvaro Uribe Vélez y es de conocimiento público que, en la medida de que ese personaje tuvo avance en su carrera política y fue administrando poder público, permeó de coca y motosierras las áreas rurales del país, mientras que apunta de “plomo o plata” se dedicó a ordenar a su conveniencia la clase política para que le sirviera como dueño de una corporación.

La cumbre de ese aparato fue su gobierno, pero se venía consolidando años atrás. Uno de sus ‘logros` aparentes fue el proceso de Justicia y Paz que no dejó más que impunidad, muerte y silencio.

Pero la discusión no es con Uribe. Darle importancia a la opinión de ese ser, es permitir más de lo mismo.

Confío en que nosotros, la generación que ha vivido la realidad de la corporación criminal que nos gobierna, podamos abrirle los ojos a una sociedad cargada de zozobra y olvido.

Ya vendrá el momento de derrotarlos en las urnas, por ahora, hay que hacerlo con argumentos, con pruebas y siempre en búsqueda de contar la verdad. No habrá manera suficiente de reparar a las víctimas. Se han perdido seres queridos y el impacto que eso genera a cualquier ser humano no sana con ninguna cuantía económica ni mucho menos. Llevar el recuerdo vivo y trabajar por nunca jamás repetir lo sucedido será nuestra labor. Por nosotros, por nuestras familias y por garantizarle un mejor país a los futuros.

Escrito por: Jorge Daniel Sabogal Torres

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