Mientras en Colombia la ciudadanía libre y espontanea sale a marchar uniendo su voz de reclamo e indignación de manera pacífica y cultural, el gobierno nacional unido a una que otro servidor público deslegitiman, catalogando incluso a los manifestante de “guerrilleros urbanos” “vándalos” junto a otra cantidad de denominativos que no solo dan muestra de la clase de dirigentes con los que cuenta nuestro país, sino que además violan categóricamente un derecho fundamental como lo es el derecho a la protesta pacífica.
Por: Tina Luz Zabaleta Castillo
En Colombia este derecho esta consagrado en el articulo 37 de la constitución nacional, el cual reza así “Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Sólo la ley podrá establecer de manera expresa los casos en los cuales se podrá limitar el ejercicio de este derecho.”
Prerrogativa que además cuentan con un amplio margen de protección legal, a nivel jurisprudencial ha dicho la Corte Constitucional sobre el mismo que a partir de la constitución de 1991, este derecho tuvo cambios significativos, expresa la corte: “Este cambio, sin duda influye en el fortalecimiento democrático y constitucional, pues permite que se conozcan las diversas corrientes de pensamiento, ideologías y expresiones que coexisten en la vida nacional; contribuye a disminuir el déficit de representación de muchos sectores de la sociedad colombiana y busca “llamar la atención de las autoridades y de la opinión pública sobre una problemática específica y sobre las necesidades que ciertos sectores, en general minoritarios, para que sean tenidos en cuenta por las autoridades”.(sentencia c-009/18).
Precisamente el hecho que ha convocado a la sociedad colombiana a salir a las calles, es el de hacerle saber al presidente Iván Duque, su inconformidad y su desacuerdo con las políticas que ha implementado durante su gobierno, la fuerza con la que ha retumbado en los corazones de cada colombiano que ha creído y más que esto se ha sumado a esta lucha colectiva, por otra parte, a su vez se ha dejado entrever a un sector de la sociedad quienes de autodenominan “ciudadanos de bien” que son sus armas letales se han atrevido en complicidad con la fuerza pública a atacar a los manifestantes de manera deliberada e impune.
Se torna agotador, como joven y fiel creyente que nuestros derechos también deben hacerse valer por las vías de hecho cuando, sin ningún tipo de legalidad y apego a la justicia, quienes deben defenderlo y garantizarlo, lo violan, ignorando lo que la constitución y las leyes les exigen imperativamente.
He decido apoyar con voluntariedad, patriotismo y un profundo amor por nuestro país salir a marchar, entonar mi voz de protesta junto a todas aquellos que creen que merecemos un país más digno, más equitativo, un país más justo.
Los enemigos de la protesta social están asustados saben que un pueblo resiliente ha despertado y a tomado conciencia del porvenir que demos construir y transformar, ellos a quienes les molesta nuestra presencia en la calle deberán entender que la libertad la exigiremos a costo de sangre y nunca más a costo de olvido.