La mente de un turco es ver más allá de lo que tiene para hacerse más próspero, él no vive en burbujas, ni en estímulos que se puedan presentar con los sentimientos, pero para mí que salí hace más de 14 años de mi población.
En el cual todos los que íbamos creciendo viendo como el pueblo no avanzaba, nos hacíamos una pregunta ¿quién derrotara esta incertidumbre de vivir en tiempos arcaicos?, sino que nosotros estamos haciendo el esfuerzo de estudiar, de capacitarnos, de entender el mundo de otra manera, de no estar cargando pimpinas y baldes llenas de agua para podernos asear y que nuestros padres tengan una vida de calidad.
Han pasado tantos años y vuelvo a vivir el pasado, pero ahora con la nueva generación y en mi caso tenía que andar con 7 pimpinas atrás del baúl del carro, para que mis amigos del pueblo o la ciudad vecina me pudiera regalar el preciado líquido, cuando los iba a visitar.
Mi anhelo y sueño más grande es volver a vivir en mi pueblo para ser parte de la solución y no del problema, y poder reunir aquellos que un día se hicieron ingenieros, economistas, doctores, gerentes de empresas, catedráticos, profesores, empleados, pero que perdieron el sentido de pertenencia, porque entre comillas viven bien y en sus casas atesoradas tienen aljibes, albercas, de muchos metros de profundidad, que con uno solo día de bombeo las llenan, y pare de contar.
Despierta tu que duermes, tu que lo estás viviendo en carne propia, pro pónganse reunirse como cuando se reúnen para celebrar o jugar un partido de fútbol, o para celebrar la llegada de alguien que duro tanto tiempo por fuera de su terruño, y contar historias patrias.
Esta visita reciente a mi pueblo me hizo pensar otra vez en sus enormes éxitos económicos que puede tener para la última década.
El pueblo viene manteniendo un veloz crecimiento económico, a través de los establecimientos comerciales y otras entradas, y como comento una gran amiga hay que organizarlos, para ver ese auge innovador que traerá dividendos y que sean bien administrados por la administración pública.
Ya no hay tiempo para seguir llorando sobre lo mismo, tengamos sueños grandes y que vean los que son elegidos para gobernar las riquezas de nuestro pueblo, ellos tienen ese privilegio el cual se los damos nosotros.
Autor: Ivan Zabaleta