Una de las estrategias del uribismo es censurar los murales del paro nacional, que han denunciado las atrocidades cometidas por el gobierno de Iván Duque contra el pueblo colombiano.
En el marco del paro nacional los colombianos han perdido el miedo a hablar, a denunciar e incomodar. En este ejercicio han sido fundamentales los artistas, pues su lucha ha permitido expresar la realidad, rebautizado calles y monumentos. A su vez, Han pintado murales gigantescos para no olvidar las injusticias.
En las redes sociales han circulado convocatorias hechas por una parte de la sociedad caleña, para reunirse a borrar los mensajes alusivos al paro nacional en la ciudad. A pesar de esto, los manifestantes no han cesado en volver a pintar los murales, como sucedió con el Festival Pintando Memoria.
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En Cali ha quedado expresado de muchas formas el descontento social, que ha extendido las movilizaciones por más de dos meses. Los mensajes son de todo tipo, plasmando murales como una forma de expresión y memoria.
En diferentes ciudades del país, se ha vuelto una costumbre borrar los murales. El 8 de mayo, se descubrió que varios soldados del Ejército se reunieron en la noche en Medellín para borrar un mensaje que decía: “Estado Asesino”.
La ‘gente de bien’ borra los murales
A pesar de las reivindicaciones realizadas en los murales, estos han sido factores divisorios en una sociedad altamente polarizada.
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Paradójicamente, el paro también ha servido para resignificar a la ‘gente de bien’, quienes han tenido un papel activo en este estallido social: se visten de blanco, son adinerados, han bloqueado avenidas en nombre de la indiferencia, han pintado murales y, por supuesto, disparando sus armas contra los manifestantes.
Para lo que más se ha prestado la ‘gente de bien’ es para venderse como víctimas de los bloqueos y el vandalismo, cuestión que el Centro Democrático ha sabido aprovechar para criticar el paro, con el propósito de ocultar la responsabilidad que tiene Álvaro Uribe Vélez en la situación actual del país.
