Ana María Muñoz, es una caleña que fue mordida por un tiburón de arrecife en la Isla de Providencia, cerca de San Andrés. Tras el ataque estuvo a punto de perder la extremidad superior, pero gracias a un trabajo arduo de los cirujanos logró recuperarse.
En abril de 2019, la mujer llegó a Providencia a bucear con su novio durante unas vacaciones. De acuerdo a sus declaraciones, Ana María sufrió las consecuencias de una mala práctica que se realiza en la isla de San Andrés: buceo inofensivo.
¡Alimentan a los tiburones!
En esta actividad alimentan a los tiburones para que puedan estar tranquilos cuando los turistas deseen bucear a su alrededor, generándoles un cambio en su conducta natural.
Muñoz solo quería observar la vida marina cuando sufrió el ataque. El tiempo y el lugar jugaban en su contra, pues en San Andrés no cuenta con la mejor atención médica por lo que se vio obligada a mentir para poder salir de la isla.
En su momento, reveló en una entrevista con el programa ‘Los Informantes’ del Canal Caracol: “Si yo no salía de Providencia, lo mejor que me podía pasar es que me cortaran la mano. Le dije al doctor: ‘sé que tú no puedes hacer esto, pero necesito que me digas que debo decir en el avión para que me dejen subir’. El doctor me respondió ‘di que te caíste de las escaleras y que rompiste el radio’”.
Recientemente, revivió el ataque que sufrió a través de un video publicado en TikTok: “En el accidente había cuatro tiburones más. Cuando me muerde el tiburón, yo no pensé en nada. Ni siquiera pensé que el otro tiburón me podía morder. Yo iba como un caballo cochero pensando en que tenía que salir de ahí, que no me quería morir”.
La joven tuvo que nadar 15 metros para poder llegar a la superficie y pedir ayuda, pues si no actuaba pronto podía perder una de sus extremidades: “La mano derecha no alcanzaba con la mano izquierda a coger toda la herida. Yo la intentaba coger, pero se me desparramaban los dedos. Era muy difícil sostener la mano”.
Aunque el animal no alcanzó a arrancarle el brazo a Ana María, era muy factible que estuviera a punto de perderlo. Su vida también estuvo al borde porque las bacterias del animal se podían extender rápidamente por el cuerpo.
Sin embargo, gracias a un trabajo arduo de los cirujanos, su mano y su brazo izquierdo están reconstruidos con retazos de su propia piel que le sacaron de su pierna. La movilidad de sus dedos es limitada.
Ana María Muñoz, sobrevivió al ataque del tiburón y ha tenido la valentía para afrontar esta difícil situación, por lo que ha logrado vivir de una forma diferente y más armoniosa.
Tras una larga reflexión la mujer considera que este incidente tenía que suceder para replantearse muchas cosas en su vida: “Yo en este momento de mi vida creo que ese accidente tenía que suceder y no es porque uno crea que las cosas malas tienen que suceder, pero sí creo que hay cosas que lo marcan a uno en la vida”.
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