Es el momento que los fabricantes de vehículos eléctricos han estado esperando durante décadas: un aumento masivo en la demanda de vehículos eléctricos debido al aumento de los precios de la gasolina que también puede proporcionar un impulso muy necesario en los esfuerzos para frenar lo peor del calentamiento global. Tesla de Elon Musk ya no es el mayor vendedor mundial de autos eléctricos.
Pero hay un problema: a pesar de todos estos compradores hambrientos, los autos son casi imposibles de encontrar. Los estadounidenses ahora tienen mayor interés por la compra de vehículos eléctricos ante el aumento de los precios de la gasolina.
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La introducción de nuevos modelos, la proliferación de reembolsos gubernamentales y el aumento de los precios de la gasolina han hecho que la electricidad parezca más atractiva y asequible que nunca. Pero una escasez mundial de microchips para computadoras ha devastado la cadena de suministro de automóviles, dejando a los concesionarios con pocos autos para poner en manos de los compradores y haciendo que los conductores interesados se apresuren.
“Tengo 15 depósitos en autos que aún no existen”, dijo Guy Bedau, gerente de ventas especializado en vehículos eléctricos en Milford Nissan.
Según el sitio web de compra de automóviles CarGurus, las búsquedas de vehículos eléctricos en Massachusetts y en todo el país se han disparado, especialmente después de que los precios de la gasolina alcanzaran los $5 por galón, dijo Kevin Roberts, director de análisis de la industria de CarGurus.
“Diría que es un momento desafortunado para la industria”, dijo. “La oferta realmente va a ser el factor limitante aquí”.
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Atrás quedaron los días de entrar en un concesionario, probar un vehículo y luego hacer un trato. En todo el estado, la gente describe una búsqueda de vehículos eléctricos que es similar a comprar una casa: los compradores están maximizando las listas de espera para modelos que aún no están en el mercado, u ordenan vehículos que ni siquiera se fabricarán en cinco o seis meses. Algunos se conforman con un color que de otro modo rechazarían, o un modelo que no es exactamente lo que querían.
Cuando el Toyota Camry 2003 de Jane Winn finalmente murió a principios de este año, ella esperaba cambiarse a un Hyundai Kona, el vehículo eléctrico menos costoso del mercado que, según ella, podía conducir por las carreteras montañosas de los Berkshires, donde trabaja.
“No pude encontrar un nuevo Hyundai Kona en ninguna parte”, dijo Winn. Luego, un concesionario a una hora de distancia, uno de los cinco en cuyas listas de espera estaba, se comunicó con la noticia de que acababa de recibir uno. “Dejé todo y fui a probarlo, y lo compré de inmediato”. ¡Otros no han tenido tanta suerte!
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