La tensión diplomática entre Estados Unidos y Alemania escaló tras las declaraciones del vicepresidente estadounidense J.D. Vance, quien acusó a Berlín de “reconstruir el Muro de Berlín”. Esto en respuesta a la decisión de los servicios de inteligencia alemanes de catalogar a Alternative für Deutschland (AfD) como un partido de “extremismo de derecha confirmado”.
Vance, aliado cercano del expresidente Donald Trump, lanzó sus críticas el viernes 2 de mayo a través de la red social X, señalando que la medida representa un retroceso democrático. “Derribamos el Muro juntos. Ahora lo reconstruye la élite alemana, no los soviéticos”, escribió, en clara referencia a lo que considera un intento de silenciar a la oposición.
Críticas desde Washington
No fue el único en reaccionar. Marco Rubio, secretario de Estado de EE. UU., calificó las nuevas facultades de vigilancia sobre la AfD como una “tiranía disfrazada”.
Para Rubio, lo “extremista” no es la AfD —segunda fuerza en las últimas elecciones—, sino las políticas migratorias del actual gobierno alemán.
Estas declaraciones refuerzan el respaldo abierto de la administración Trump a la ultraderecha alemana, en un contexto donde se debate la legalidad y legitimidad de excluir a la AfD del juego político mediante instrumentos institucionales.
Intervención extranjera y libertad de expresión
No es la primera vez que Vance critica la política interna alemana. Durante un discurso en Múnich hace dos meses, denunció la supuesta erosión de la libertad de expresión en Europa y defendió a la AfD en una reunión con su líder, Alice Weidel. Exigió entonces el levantamiento del “cordón sanitario” impuesto por el resto de partidos alemanes para aislar a la formación de extrema derecha.
La respuesta alemana
La Oficina Federal para la Protección de la Constitución explicó que su decisión se basó en los discursos y posiciones de la AfD, que “devalúan a sectores completos de la sociedad y socavan su dignidad humana”.
Según el organismo, esto es incompatible con los principios democráticos.
Este veredicto ha reabierto el debate sobre una posible prohibición del partido, justo cuando se avecina la investidura del democristiano Friedrich Merz como nuevo canciller alemán.
El respaldo de Musk a la AfD
A finales de enero de 2025, el empresario Elon Musk también intervino en la política alemana, animando a los seguidores de la AfD a “estar orgullosos de ser alemanes” tras la investidura de Trump.
Un mes antes, en diciembre de 2024, Musk había publicado su respaldo directo al partido afirmando que “solo la AfD puede salvar a Alemania”.
Estas declaraciones, sumadas al clima de vigilancia y polarización, confirman que el ascenso de la ultraderecha alemana se ha convertido en un tema central no solo en Europa, sino también en el tablero geopolítico global.