Estados Unidos y la República Democrática del Congo (RDC) están en negociaciones para un acuerdo que podría redefinir el panorama de los minerales estratégicos en África.
Washington busca contrarrestar el dominio chino en la minería congoleña mediante un pacto de “minerales por seguridad”, ofreciendo apoyo militar y diplomático a cambio de acceso a recursos clave.
Un acuerdo que desafía el modelo chino en África
El gobierno de Kinshasa ha propuesto que Estados Unidos ayude a pacificar el este del país, donde los conflictos con el grupo rebelde M23 se han intensificado.
A cambio, se abrirían oportunidades para que empresas estadounidenses inviertan en el sector de minerales estratégicos, reduciendo así la dependencia económica de la RDC de China.
Massad Boulos, asesor para África del presidente Donald Trump, reveló que ya se trazó un camino preliminar para fortalecer los lazos entre ambos países.
El plan contempla inversiones en infraestructura como el Corredor de Lobito, que mejoraría la conectividad entre la RDC, Angola y Zambia, facilitando la exportación de minerales estratégicos hacia mercados estadounidenses y aliados.
La RDC es un actor central en el suministro global de cobalto, cobre, estaño, oro, litio y tantalio. Actualmente, China domina la extracción de estos minerales a través de acuerdos bilaterales, como el pacto de minerales por infraestructura de 2007.
Sin embargo, tras presiones internas, ese acuerdo se renegoció en 2023, abriendo una ventana para nuevos jugadores internacionales.
Desafíos para la inversión estadounidense
A pesar de las intenciones de Washington, expertos advierten que operar en la RDC no será sencillo. Las empresas y bancos estadounidenses son tradicionalmente reacios a invertir debido al alto riesgo y a la inestabilidad.
Joseph Cihunda, profesor de la Universidad de Kinshasa, señaló que será crucial encontrar un equilibrio justo entre las expectativas de ambas partes.
Aunque compañías como Alphamin Resources empiezan a reactivar operaciones en zonas conflictivas, el desafío es lograr un entorno favorable que incentive una participación sostenida.
La pugna entre Estados Unidos y China por el control de los minerales estratégicos africanos marca el inicio de una nueva fase geopolítica en la región.
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