El magnate Elon Musk, conocido por su apoyo a Donald Trump, ha entrado en el polémico debate sobre el sesgo político en la inteligencia artificial. Como CEO de xAI, rival de OpenAI, Google y Meta, Musk busca posicionar su IA como una alternativa «sin inclinación ideológica», una estrategia que podría beneficiarse si Trump gana las próximas elecciones.
Las recientes declaraciones de Musk han avivado la conversación sobre el “sesgo político” en los modelos de IA. En el Future Investment Initiative en Riad, Musk señaló que la IA desarrollada en Silicon Valley refleja los valores y perspectivas de sus creadores, lo que él percibe como un riesgo para la imparcialidad. Esto plantea preguntas sobre el rol de estas tecnologías en una sociedad cada vez más dividida políticamente.
La relación de Musk con OpenAI
Desde su fundación en 2015, Elon Musk apoyó a OpenAI con la esperanza de que la organización desarrollara una IA para beneficio de toda la humanidad. Sin embargo, Musk dejó el proyecto en 2018, citando diferencias sobre su dirección.
La transición de OpenAI a un modelo de «ganancias limitadas» y su asociación con Microsoft llevaron a Musk a creer que la organización había perdido su rumbo original y ahora respondía a intereses comerciales. En respuesta, Musk creó xAI con el propósito de ofrecer un enfoque más transparente y menos sesgado hacia la inteligencia artificial.
A través de xAI, Musk promete una IA orientada hacia la “verdad” y libre de la “corrección política” que, según él, caracteriza a modelos como ChatGPT. Este enfoque ha sido bien recibido entre sectores conservadores, especialmente aquellos preocupados por la «influencia liberal» en las tecnologías de Silicon Valley.
La cercanía de Musk con la campaña de Trump ha generado especulaciones sobre su posible rol en un futuro gobierno, desde donde podría favorecer la adopción de políticas que limiten la influencia de otros gigantes tecnológicos en el mercado de la IA.
Un futuro incierto para la inteligencia artificial
Estudios recientes, como el de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong, han revelado que los modelos de IA presentan sesgos en sus respuestas, influenciados por los datos con los que son entrenados. Estos hallazgos han planteado dudas sobre el uso de IA en temas de importancia social.
Las críticas de Musk apuntan a que estas tecnologías están «infectadas» por el «virus de la mente despierta», una frase que usa para señalar lo que considera un exceso de corrección política en la tecnología.
Mientras tanto, xAI enfrenta desafíos similares, pues sus modelos también muestran inclinaciones en sus respuestas, aunque de corte más conservador. Con el lanzamiento de Grok, el modelo de IA de xAI, Musk busca captar a una audiencia creciente que rechaza la “politización” de la IA, especialmente en temas como inmigración y cambio climático.
Con las elecciones estadounidenses de 2024 en el horizonte, las implicaciones políticas sobre el desarrollo y regulación de la IA se intensifican. En este contexto, el enfoque de Musk y sus vínculos con figuras conservadoras podrían influir en una nueva etapa para la inteligencia artificial, marcada por el debate sobre el “sesgo ideológico” y la transparencia tecnológica.
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