La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) aprobó, este jueves (2), otra resolución que exige el fin del bloqueo económico, financiero y comercial impuesto hace 61 años por Estados Unidos a Cuba. La resolución, sin embargo, tiene un valor meramente simbólico y no implicará una revisión del embargo.
Este fue el 31º año consecutivo que la ONU aprobó una resolución de embargo contra la isla caribeña. En total, 187 países votaron a favor de la resolución. Sólo Estados Unidos e Israel, el mayor aliado de los intereses imperialistas norteamericanos, votaron en contra. Ucrania, que se ha convertido en un aliado más desde el inicio de la guerra contra Rusia, se abstuvo.
138 votos contra 2 a favor de Cuba
El embargo estadounidense a Cuba fue establecido en febrero de 1962, durante la Guerra Fría, por el entonces presidente John F. Kennedy. Fue una represalia por la nacionalización de empresas estadounidenses tras el triunfo de la Revolución Cubana.
La obstrucción prohíbe, entre otras cosas, a individuos, instituciones gubernamentales, organizaciones subsidiadas con fondos públicos, empresas que operan en Estados Unidos y sucursales de empresas norteamericanas en otros países realizar cualquier tipo de negocios con Cuba.
El gobierno de Estados Unidos también ha suspendido tradicionalmente la ayuda financiera a países que intentan fortalecer los vínculos comerciales con la nación caribeña.
En los últimos años, la Casa Blanca ha justificado las sanciones impuestas a la isla en base a dos cuestiones: las violaciones de derechos humanos y el apoyo de La Habana al gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.
Según un informe elaborado por el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, a petición de la Asamblea General, «la continuación del bloqueo financiero y comercial de Estados Unidos contra Cuba es incompatible con un sistema basado en el Estado de derecho».
Cuba vive su peor crisis económica en tres décadas con escasez de alimentos, medicinas y combustible, mientras enfrenta apagones diarios debido a la tecnología obsoleta de sus centrales termoeléctricas, agravada por los efectos de la pandemia.
Los efectos del embargo también privan al país de formar amplias asociaciones comerciales y provocan escasez de productos básicos, incluidos suministros médicos y artículos de primera necesidad.
Se estima que el embargo ha causado pérdidas a la economía cubana por casi 800 mil millones de dólares durante las últimas seis décadas.